El Presidente Alberto Fernández tuvo un gran acierto y varios errores serios. El gran acierto fue dictar el aislamiento y la cuarentena, y comunicarlo con eficacia. No solo puso a la abrumadora mayoría de la sociedad de su lado. Al mismo tiempo convalidó el concepto de autoridad presidencial, que hasta entonces no había logrado. El espaldarazo fue contundente. Las encuestas le empezaron a sonreir. Y él, aunque dice que no le presta atención, las recibe y toma nota.
Cuando era jefe de gabinete de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, analizaba los índices de aprobación con mucho detalle. Un día, hacia el final del gobierno de Kirchner, me comentó: “los niveles de aprobación de Néstor y Cristina son inalcanzables. Yo le llamo categoría semidioses. Vienen Néstor, Cristina, y mucho más abajo aparecemos todos nosotros, los simples y comunes mortales". A Fernández siempre le gustaron esas analogías. Y nunca pensó que un día, por decisión de Cristina Fernández, él podría alcanzar, para decirlo con una metáfora acorde, las puertas del cielo. Sin embargo, ni bien se colocó la banda, comprendió que sería muy difícil mantenerse en lo alto de la consideración de los argentinos.
Su correcta y oportuna decisión sobre cómo enfrentar la pandemia, le ofreció una oportunidad única, y él la tomó. Sin embargo, a partir de ese momento, empezó a cometer errores casi infantiles. Se peleó con todo el sector productivo, se puso al lado de la casta política, glorificó a Hugo Moyano, demostró improvisación el viernes negro de la semana pasada y le acaba de caer el primer caso de presunta corrupción desde que asumió el cargo. Ahora Fernández, de vuelta con los pies sobre la tierra, parece haber aprendido la lección.
Ayer anuló la orden de pago de los alimentos con sobreprecio, se mostró más condescendiente y se puso de nuevo el traje de capitán del barco en el medio de una tormenta perfecta. Quizá las cifras de aprobación que lo transformen en semidios no regresen todavía. Pero es bueno que el jefe de Estado se haya vuelto mortal una vez más.
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