Para ganarle a Cristina Fernández, quien hoy aparece en las encuestas con una intención de más del 40 por ciento de los votos, se necesita que el próximo domingo Ricardo Alfonsín alcance el  segundo lugar, se acerque al 30 por ciento, y sea considerado como la única alternativa real para evitar otros cuatro años de “kirchnerismo explícito”.

(Una vez más hay que recordar que para ganar en primera vuelta, el candidato presidencial de la Argentina necesita obtener el 45 por ciento de los votos, o llegar al 40 por ciento, pero con una diferencia sobre el segundo de 10 puntos)

Este es el análisis que hacen los integrantes de tres encuestadoras distintas que no trabajan para el gobierno y se equivocaron menos, en promedio, con los resultados de las últimas elecciones en la ciudad de Buenos Aires y en la provincia de Santa Fe. Los elementos para fundamentar su razonamiento son los siguientes:

- La intención de voto de la Presidenta bajó unos puntos desde que estalló el escándalo Schoklender hasta ahora. Antes parecía llegar a superar con comodidad el 40 por ciento de los votos. Ahora hay escenarios en los que apenas los alcanza.

- Alfonsín está segundo en las encuestas que manejan los tres consultores, pero todavía muy cerca de Eduardo Duhalde. En la mayoría de los escenarios, el hijo del ex presidente superaría los 20 puntos, pero quedaría lejos de los 30 puntos. Es decir: Cristina Fernández lo superaría por una diferencia mayor a los 10 puntos.

- Alfonsín sería mucho mejor candidato que Duhalde para enfrentar al oficialismo en las elecciones presidenciales de octubre. Mientras que su imagen tiene un techo muy alto de gente que no está convencida de votarlo ahora, pero que podría hacerlo en caso de que se convirtiera en la única opción válida para detener al cristinismo, la fuerte imagen negativa de Duhalde le pone un límite concreto para enfrentar a la Presidenta en una hipotética segunda vuelta.

- Para plantearlo de otra manera: en un supuesto balotaje contra Cristina, muchos votantes de Duhalde, de Alberto Rodríguez Saa, de Hermes Binner y de Elisa Carrió lo harían por Alfonsín, y colocarían al diputado nacional en condiciones de ser el próximo presidente.

- Por el contrario, no sucedería esto si Duhalde obtuviera el segundo lugar en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del domingo que viene.

Los tres encuestadores entienden que, según los datos de comportamiento que vienen midiendo desde que Néstor Kirchner murió y su viuda se fue transformando casi en invencible, Cristina Fernández hoy sigue ganando con relativa comodidad. Explican que tiene una situación previa parecida a la de Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires: una base de 40 puntos con un adversario en segundo lugar a cerca de 15 puntos de diferencia. Los porteños tuvieron que concurrir a las urnas dos veces porque la Constitución de la Ciudad le pone al ganador la exigencia de superar el 50 por ciento de los votos en la primera vuelta.

También afirman que ni sus encuestas, ni ningún otro estudio, son capaces de medir hoy los siguientes imponderables:

- El profundo antikirchnerismo arraigado en cerca de la mitad de la población: la contundencia del triunfo de Macri en la ciudad y la sorpresa de Miguel del Sel, con un caudal del 35 por ciento de los votos contra la paupérrima cosecha de Agustín Rossi en Santa Fe, muestran que hay un voto anti K “más agresivo y extendido” de lo que venían presagiando las estadísticas previas.

- El comportamiento real de los barones del conurbano: desde hace un mes, hay un rumor extendido que sostiene que muchos intendentes que hoy se alinean formalmente con Cristina Fernández terminarán jugando para Duhalde o para Alfonsín, a través del candidato a gobernador Francisco de Narváez.  

Néstor Kirchner se murió convencido que las elecciones del 28 de julio de 2009 las perdió contra De Narváez por culpa de los medios de comunicación que lo criticaron, y los intendentes del conurbano que lo traicionaron.

En conversaciones con dueños de medios y dos ministros que todavía forman parte del gabinete, el ex presidente calculó que los periodistas le hicieron perder cuatro o cinco puntos y, los traidores, un porcentaje parecido. “Todas las encuestas nos daban con un 35 por ciento, cómodos, y rumbo hacia un 40 por ciento, como algo que podíamos esperar sin sobresaltos” repitió Kirchner, una y otra vez, después de su derrota.

 

Publicado en El Cronista