Sergio Schoklender en el estudio de La Cornisa (América TV)

 

Importantes funcionarios y también un periodista al que se lo menciona como un ministro sin cartera están operando con energía para evitar que las denuncias de Sergio Schoklender contra el gobierno pasen a mayores. “Nunca me apretaron tanto en tan poco tiempo”, me dijo el propio Schoklender ayer al mediodía, mientras me confirmaba que asistiría a la invitación que le cursaron, para el próximo jueves, los presidentes de las comisiones de Asuntos Constitucionales y Viviendas de la Cámara de Diputados, y cuando también me aseguraba que aceptaría la invitación a La Cornisa TV de anoche. No cabe ninguna duda que al ex apoderado de la Fundación Sueños Compartidos no lo mueve el altruismo. Lo hace para apurar el expediente y evitar ser condenado por el juez Norberto Oyarbide después de las elecciones del 23 de octubre. De cualquier manera, y más allá de su conveniencia personal, sus acusaciones son dignas de ser investigadas. Y lo que importa es si son verdaderas o falsas. Por lo pronto, todo parece indicar que, en efecto, la cuenta a nombre de Hebe de Bonafini y de la vicepresidenta de Madres de Plaza de Mayo, en el Banco de Asturias, existe. Y, contra lo que sostiene Bonafini, todavía están activas. Para seguir, las acusaciones que Schoklender hace contra el secretario de Obras Públicas, José López, no son distintas a las que vienen haciendo contra él, por lo bajo, decenas de intendentes de todo el país. Ellos sostienen que López “destraba” el dinero de la obra pública de acuerdo a la “cercanía política” o “respuesta económica” que pudiera obtener en el camino. También es cierto que gran parte de la documentación le fue entregada por el imputado al juez Norberto Oyarbide y que, hasta que Schoklender empezó a prender el ventilador, nadie le había prestado demasiada atención. Ni el juez ni el fiscal de la causa, Jorge Di Lello.

El ex apoderado de Madres no contó, todavía, todo lo que sabe.
Sin embargo ya ensució a medio mundo, incluida la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner. De Ella, dijo, nada más y nada menos, que le prestaba demasiada atención a las sugerencias que le hacía el propio José López, y que si Néstor Kirchner viviera, no hubiera sucedido nada de lo que está pasando. Ni siquiera se hubiera iniciado la causa contra él. Schoklender sostiene que esta pesadilla empezó cuando él empezó a reclamar dinero que le debía el Estado, y que como no estaba dispuesto a pagar coimas su “testarudez” se le vino en contra, hasta que Hebe, hasta entonces su madre putativa, le soltó la mano. A López lo calificó de “hijo de mil putas y ladrón” y lo acusó de haber montado una empresa que puso a nombre de su esposa, en la provincia de Tucumán. También explicó por qué no había pagado las cargas sociales de los más de mil trabajadores que levantaban viviendas para Sueños Compartidos. “Lo consulté con Hebe, antes de hacerlo. Le dije que el Estado nos debe plata, y que pagaríamos las cargas sociales una vez que la cobremos. Ella estuvo de acuerdo y me dio el ok para que siguiera con todos los proyectos. Pero ahora que pararon la mayoría de las obras, no se cómo los trabajadores van a cobrar lo que les corresponde”, me dijo el sábado a la tarde, por teléfono y no por mail, porque, según él, le habían terminado de jaquear la cuenta.

Su abogado renunciante, Adrián Tenca, cree que la denuncia contra Oyarbide y parte del gobierno de Cristina Fernández es una estrategia equivocada. “A lo sumo lo iban a acusar por administración fraudulenta. Le iban a aplicar dos años de prisión en suspenso, y con el tiempo el asunto se iba a diluir. Ahora todo volvió a transformarse en un verdadero escándalo, y el juez no puede quedar como un blando. Quién sabe a qué figura va a recurrir para justificar el tiempo que se está demorando en resolver la causa”, le dijo Tenca a un colega curioso.

Semejante batahola no afectará  la intención de voto de la Presidenta, a quien las últimas encuestas la ubican con más del 50 por ciento de los votos y con una proyección que podría llegar al 55 por ciento. Sin embargo, servirá para acumular tensiones y facturas que podría empezar a pagar cuando el boom del consumo empiece a bajar, el crecimiento comience a desacelerarse y el aumento del costo de vida la obligue a tomar medidas más antipáticas que las que viene decidiendo. La mayoría de la sociedad puede tolerar casi todo, siempre que la economía funcione más o menos bien. Pero cuando asoman las tensiones protesta por todo junto: la guitarra de Amado Boudou, el exceso del uso de la primera persona por parte de la presidenta y la certeza de que las coimas en la obra pública son una de las grandes cajas para hacer política de los k, aunque ahora estén ganando por una diferencia inalcanzable.

 

Publicado en El Cronista