El ingenio popular suele ser sintético y directo: “Expropien a Lázaro Báez”; “Expropien a Cristóbal López” levantaron sus pancartas los empleados de Vicentín en Avellaneda, provincia de Santa Fe. Al mismo tiempo en que levantaban las pancartas, Alberto Fernández, llamaba por teléfono con el CEO de Vicentín, Santiago Nardelli. Hoy, por desgracia, tenemos que volver a preguntar: “¿Qué le pasa al Presidente?”. ¿Es coherente anunciar el intento de expropiación de una empresa de semejantes dimensiones y recién 48 horas después explicar a sus dueños por qué lo estarían haciendo?

¿Es coherente, teniendo en cuenta el impacto que tuvo y sigue teniendo en la compleja negociación con los acreedores privados de la deuda externa que todavía no se desanudó? La misma confusión parece tener el jefe de Estado con el tema de la pandemia y la cuarentena. ¿A quiénes hay que creerles? ¿A la mitad del grupo de sanitaristas que lo asesora y le sugiere que si crece la curva de contagios hay que volver a la fase uno? ¿O a la otra mitad, que afirma que a lo que hay que prestar atención es a la cantidad de camas ocupadas y el nivel de contagiosidad? Y acá también hay que detenerse en el revoleo irresponsable de números. Acabo de leer que un infectólogo que asesora al Presidente afirma que el R (nivel de contagiosidad) en la Ciudad se está acercando peligrosamente a 1.5. Sin embargo el ministro de Salud, Fernán Quirós, en las últimas horas, informó que apenas pasaba el índice 1. Para que te des una idea, menos de 1 es muy lejos de la catástrofe. Por encima de 1 hay que estar alerta. Y 2, para la Argentina, equivaldría ingresar a la etapa en la que ahora está Chile. ¿El Presidente está siendo bien o mal asesorado? ¿Compra lo primero que le ofrecen o se detiene a pensar en sus consecuencias? ¿Está sobreinfluenciado por Cristina y los chicos grandes de la Cámpora o decide con libertad? Como siempre se lo repite él mismo, debería salir un poco más a la calle. Con los cuidados y la distancia social correspondiente. O debería leer las pancartas de los trabajadores de Vicentín. O en todo caso, llamar al CEO antes de tomar decisiones tan precipitadas.

Comentario de Luis Majul en CNN Radio