Jorge Lanata tiene razón: Cristina Kirchner solo "podría zafar " con un indulto. Ayer, en el programa de Alfredo Leuco, Jorge Lanata dijo dos cosas que comparto, plenamente. Una: la única manera que tiene la vicepresidenta de zafar de todas las causas es con un indulto; otra no hay. Y dos: ella siente que el reloj le empieza a jugar en contra.

Eso explica su desesperación. Eso explica el ataque de sus "perritos falderos", incluidos los falsos rumores privados y personales contra los periodistas que informamos lo que pasa. Eso explica la urgencia para que se apruebe la expropiación de la agroexportadora Vicentin. Eso explica la desesperación de su abogado, Carlos Beraldi, por embarrar la cancha en cada uno de los juicios abiertos.

En especial, el de la obra pública. Eso explica la promiscuidad entre ella y las áreas más sensibles del control del Estado en materia de corrupción.
Hoy Silvina Martínez te va a contar quién es el abogado de Félix Crous, titular de la Oficina Anticorrupción, y te vas a sorprender. Pero la desesperación y la urgencia explican, también, por qué empezaron a ensuciar gente, hoy mismo, cuando se enteraron de otra mala nueva.

Parece que la jueza María Eugenia Capuchetti estaría dispuesta a revisar la sentencia del exjuez federal Norberto Oyarbide, quien en 2009 sobreseyó, entre gallos y medianoche, por enriquecimiento ilícito, a Néstor y Cristina.

Pero vamos por partes. Empecemos por Vicentin. Hay algo que parece bastante claro. Si el proyecto de expropiación sale tal cual lo presenta el manual de guerra que Máximo Kirchner repartió entre los diputados la Argentina se acercará más a la Venezuela de Nicolás Maduro de lo que jamás estuvo.

Ayer, Rosendo Fraga lo planteó bien: es una prueba de laboratorio para el intento de radicalización. Si pasa, así como está, detrás de esto podría instalarse un nuevo orden político. Lo mismo se puede inferir sobre el intento de pulverizar y hacer caer el juicio oral por la obra pública.

Si se cae este juicio se cae también, como un juego de barajas, o el jenga, el juicio de corrupción más potente y claro. El trámite que tiene a Cristina Fernández como procesada y acusada de ser la jefa de una asociación ilícita.

Estamos hablando de la causa unificada de Los Sauces y Hotesur. ¿Y por qué decimos que es la más clara, la más pura, la menos contaminada? Porque a pesar de los esfuerzos, en esa causa, quizá una de las que más y mejores evidencias tiene, no pudo entrar, ni de soslayo, ningún operativo puf. No hay topos de inteligencia, arrepentidos o no, que jueguen para uno y otro lado. Es un expediente muy sencillo y muy contundente.

No hay argumento o excusa que explique por qué Cristóbal López pagaba por el alquiler de dos departamentos de Cristina en el Madero Center de Puerto Madero la plata que pagaba. Se trataba de un alquiler que triplicaba el precio de mercado.

Tampoco hay argumento o excusa que explique por qué Lázaro Báez le pagaba a la familia Kirchner miles de millones de pesos por la explotación de habitaciones cuya ocupación simulaban, como bien demostraron Margarita Stolbizer, Silvina Martínez y Hugo Alconada Mon, por distintas vías y en distintos momentos.

Y ni siquiera parece atendible el delirio de una organización criminal en marcha para perseguir a Cristina Fernández. Ella era la Presidenta cuando la investigación comenzó. La conclusión es que no tiene cómo defenderse, ni zafar de una condena casi segura. La idea de Latam Líneas Aéreas de la Argentina impacta pero no sorprende. Duelen las casi 180 familias que se van a quedar sin trabajo.

Enseguida vamos a hablar de las razones con los especialistas. No deberíamos ignorar el contexto de la pandemia. Pero tampoco todos los palos en la rueda que le impidieron operar, con una competencia como la de Aerolíneas, una empresa que recibe miles de millones de dólares de subsidios del Estado, y que vuela a pura pérdida.

Pérdida que pagamos todos nosotros a través de una presión impositiva que cada día crece más. Y ahora detengámonos por un momento en la posibilidad de que la jueza Capuchetti vuelva a abrir la causa por enriquecimiento ilícito cerrada a las apuradas por el juez Oyarbide.

Ya sabés que el impresentable de Oyarbide, en la causa de los cuadernos de la corrupción, declaró que Jaime Stiuso lo había agarrado del cuello para presionarlo y que sobreseyera al matrimonio presidencial.

Pero tiempo después, Hugo Macchiavelli y yo, hablamos con Víctor Manzanares, el contador de la familia, en ese momento, y testigo arrepentido que confirmó que el exsecretario privado de Kirchner, Daniel Muñoz, se había quedado con un total de 130 millones de dólares de la corrupción.

Bueno, ahora la doctora Capuchetti pidió informes a la Corte, al Colegio de Contadores y a la Magistratura para evaluar el desempeño de su antecesor Oyarbide. Así Capuchetti determinará si acepta o rechaza un pedido de la UIF del gobierno anterior, cuyos funcionarios pidieron declarar nulo el sobreseimiento dictado por el juez.

La investigación se activó porque, como diría Stolbizer, ya en esa época, a Néstor y a Cristina no les cerraba el blanco. Habían declarado que entre 2007 y 2008 aumentaron su patrimonio un 158 por ciento. Pero estaban flojo de papeles, como el mismo mandatario reconoció.

Ni siquiera los certificados de los plazos fijos tenían, que, dicho sea de paso, resultaron los que más altos intereses dieron en todo el planeta. Dentro de la propia causa, el perito de la fiscalía de investigaciones administrativas, Eduardo Blanco Alvarez, detectó que el matrimonio tenía más de seis millones de dólares de la época sin poder justificar. Es decir: sin el respaldo documental correspondiente.

No es que estemos obsesionamos o llevemos adelante una guerra personal. Las causas que pesan sobre Cristina no son papel pintado. No se las puede hacer desaparecer. De nuevo: Lanata tiene razón. De la única manera que Cristina Fernández puede zafar es a través de un indulto presidencial.

Pero Alberto ya había anticipado que eso no iba a suceder. ¿O si?

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Columna de opinión de Luis Majul en La Nación Más