Si se sigue con detenimiento las informaciones específicas que se pueden leer en el medio de la pandemia, no es descabellado deducir que la UTE formada entre la vicepresidenta Cristina Fernández, el empresario del juego y los combustibles Cristóbal López y el sindicalista “ejemplar” Hugo Moyano avanza y se consolida, para desgracia de la República Argentina. UTE significa Unión Transitoria o Temporal de Empresas, asociadas para prestar un servicio determinado.
El título debe ser tomado como una metáfora, pero no tanto. La gran pregunta sobre este delicado asunto es: ¿qué papel juega el Presidente de la Nación, Alberto Fernández, en esa sociedad tan sospechosa y sospechada? Cristina, después de convencer a Cristóbal que necesitaba un canal, se lo compró a Daniel Hadad, con métodos poco ortodoxos. Ahora C5N es parte de la UTE de la venganza. Moyano, como sostiene Carlos Pagni, usa a la señal como si fuera propia, y ambos estarían vinculados a la inminente adquisición de OCA, la empresa de Correo privado que el camionero viene manejando desde las sombras.
López, además, estaría a punto de ingresar al programa de moratoria extendida, a pesar del procesamiento por evasión fraudulenta por el que fue preso y sigue procesado ante la justicia. Otra oscura y sospechosa coincidencia une a Cristina, Cristóbal y Moyano: los tres, soportan causas judiciales de las que todavía no pueden zafar. Y, además, oh casualidad, se presentan ante decenas de juzgados para decir que fueron espiados en forma ilegal. Dos breves reflexiones finales. Una: si fueron víctimas de espionaje ilegal, los responsables tienen que pagar. Dos: no parece que el contraataque les vaya a alcanzar para probar su inocencia en los tribunales.
comentario de Luis Majul en CNN Radio