La renuncia de Rodolfo Canicoba Corral no debería poner contento a nadie. Porque ahora se va a ir a su mansión (a alguna de sus mansiones) a descansar. Y encima va a empezar a cobrar una jubilación de privilegio de más de 300 mil pesos. Nos queda un pequeño consuelo. Igual que Noberto Oyarbide, otro cachivache al servicio del poder de turno, Canicoba no va firmar un solo expediente más.

Igual pondría la lupa en la fecha de su renuncia. La presentará el 29 de julio, el día de su cumpleaños 75. Faltan todavía dos semanas.

En dos semanas, tipos como Canicoba pueden hacer un estropicio. Pero, ¿por qué se va Canicoba? No por lo que le dijo hoy al periodista militante Roberto Navarro. "Estoy cansado de la erosión que hicieron de mi imagen los medios hegemónicos". Eso da risa.

Se va por una nota de LA NACION, que escribieron Iván Ruiz y Maia Jastreblansky el 2 de junio pasado.

La nota que sirvió para que Paula Oliveto y Juan Manuel López, entre otros, presentaran ante el Consejo de la Magistratura un nuevo hecho que justificaba investigar su enriquecimiento ilícito.

La nota descubrió que, además de todas sus propiedades, negocios, subidas a aviones privados de empresarios que debía investigar, presuntos cobros en negro de la ex-SIDE de Eduardo Duhalde y de Néstor Kirchner, además de todo eso, Canicoba alquilaba una casona en un country hípico, a razón de 3.000 dólares por mes. Y todo con su sueldo de juez de la Nación.

Seamos claros, se va porque hubo dos periodistas que mostraron un hecho nuevo que Canicoba pretendía ocultar. Esa fue la nota que desequilibró la balanza en el Consejo de la Magistratura.

A Iván, a Maia y a LA NACION les debemos que Canicoba no vaya a estar más. También a Oliveto y López. ¿Se entiende con este ejemplo lo relevante que somos los medios y los periodistas?

¿Se entiende por qué gente como la vicepresidenta Cristina Kirchner, Cristóbal López, Lázaro Báez y Hugo Moyano, por citar solo los casos más rutilantes, nos quieren silenciar? ¿Se comprende por qué hacen lo imposible para que no hagamos nuestras notas y nuestros programas? ¿Se entiende por qué nos atacan, con su enorme y poderosa máquina de demoler periodistas?

Hoy Alfredo Leuco, otro gran periodista que no se calla, detalló con mucha precisión los ingredientes del nuevo plan de acción que despliega Cristina. Lo denominó: "El Plan Vergüenza Nacional". Según Leuco, el plan contemplaría la rendición incondicional del presidente Alberto Fernández.

El ataque a fiscales, jueces, empresarios productivos y periodistas críticos. La imposición de Raúl Zaffaroni y Carlos Beraldi para instalar una comisión que contemple la ampliación de la Corte. Es decir, una Corte que le permita a la vicepresidenta zafar, ante la máxima instancia, de la condena en las múltiples causas de corrupción que la incriminan. La incorporación de Daniel Rafecas como jefe de los fiscales de La Nación. La instalación firme del plan de venganza, que arrancó con los videos estigmatizantes de Tristán Bauer. Es una audaz e inquietante manera de preparar a la opinión pública por si algún juez, al final, se le ocurre meter al periodista esmerilado preso.

Pero la vergüenza, bien dijo Leuco, es que ni Hebe de Bonafini -quien le acaba de marcar la cancha de nuevo al Presidente- no haya dicho una palabra por la desaparición de Facundo Astudillo Castro y el asesinato de Lucas Nahuel Verón. Que tampoco hayan levantado la voz, bien fuerte, Estela de Carlotto o el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla. Que ellos y muchos otros cristinistas no hayan levantado sus banderas de los derechos humanos ante el crimen de Luis Espinosa en Tucumán o de Florencia Magalí Morales en San Luis.

En serio, sin periodismo ni periodistas, ¿quién va a recordar que Cristina Fernández pretende dar vuelta sus causas de corrupción para transformarlas en herramientas contra quienes la investigaron?

Sin periodismo ni periodistas, ¿quién se va a enterar de que están preparando un artículo de un proyecto de ley a la medida de Cristóbal López para que dejen entrar a la moratoria a su empresa quebrada? Oil; la misma que usó de manera fraudulenta para evadir el pago del impuesto a la transferencia de Combustibles; dinero con el que compró el "Canal de la venganza", la señal que hace tiempo inició el operativo demolición de periodistas?

Sin periodismo ni periodistas, ¿cómo nos íbamos a enterar de que los vecinos del barrio Ayres del Pilar rechazaban el ingreso de Lázaro Báez, una vez que le hubieran otorgado la prisión domiciliaria?

Sin periodismo ni periodistas, ¿quién te iba a contar el "Operativo Bomba" de Hugo Moyano para evitar que indagaran y eventualmente metieran preso a su hijo Pablo, imputado como miembro de una asociación ilícita para defraudar a Independiente?

¿Cómo ibas a saber, a través de lo que te va a contar Hugo Macchiavelli, quién es y qué hace el fiscal general de Lomas de Zamora, Enrique Ferrari, quien, según el Procurador Julio Conte-Grand, se transformó en un ariete del cristinismo para perseguir a fiscales serios que investigaron a Moyano, a Jorge Castillo el Rey de la Salada y a otros buenos muchachos?

Sin periodismo ni periodistas, ¿cómo vas a terminar de entender lo que hoy te va a explicar Silvina Martínez, cuando descubras que, además de Cristina, Moyano y Fabián de Sousa, socio de Cristóbal el mismísmo Pata Medina -con prisión domiciliaria por apretar a empresarios- se quieren meter por la ventana, como querellantes, en la causa de presunto espionaje ilegal, en Lomas de Zamora?

Espionaje ilegal a medida, le puso ella de título. Una síntesis perfecta de la jugada que coordina Beraldi, de saco y corbata, y operan, desde la sombra, un montón de abogados caranchos, de mercenarios y cuentapropistas que además fueron espías de Oscar Parrilli, y también de Arribas y Majdalani.

Sin periodismo ni medios que informan, ¿cómo vas a recordar cómo manipulaba las causas Canicoba para congraciarse con el poder de turno igual que Oyarbide?
Acá van algunas de ellas: Sobreseyó, en 2018 - ¡16 años después!- a Guillermo Moreno, en el juicio por manipular las estadísticas oficiales del Indec.

Sobreseyó a Gustavo Arribas en tiempo récord, en una causa iniciada por Carrió a raíz de una nota de Hugo Alconada Mon sobre transferencias de fondos que lo vinculaban con el Lava Jato.

Sobreseyó, igual que Oyarbide, a Cristina en otra causa por presunto enriquecimiento ilícito. Sobreseyó a Eduardo Wado de Pedro ni bien lo designaron ministro del Interior. Lo investigaba en una causa por supuestas irregularidades en la rendición de cuentas de un viaje. Habían presentado facturas apócrificas. Y él era el secretario general de la presidencia.

Canicoba se va con otro récord, que comparte con Oyarbide. Es el juzgado que más causas dejó caer por prescripción. Las dejó morir, no las investigó. Un verdadero mamarracho. Una completa vergüenza.

https://youtu.be/euXF7b0ruoU