Si el Gobierno consigue ampliar la Corte se habrá terminado de consagrar la impunidad.

El sistema judicial argentino funciona mal. Se podrían hacer muchas modificaciones parciales para que lo haga mejor. Pero aumentar el número de miembros de la Corte Suprema, la última instancia de justicia no lo mejorará.

Solo se servirá a Cristina Fernández para garantizar su propia impunidad.

¿Puede el capricho de una sola persona, acusada por varios fiscales y jueces distintos, en varias instancias, transformar todo un sistema, solo para poner jueces amigos que no la condenen?

Si amplían la Corte, si reforman la Justicia a la medida de Cristina Fernández habrá más Oyarbides. Habrá más Canicobas. Habrá más abogados que vendieron su alma al diablo por honorarios multimillonarios. Y vos, como ciudadano que naciste y te criaste acá ¿estás dispuesto a soportarlo?

Hoy el constitucionalista Roberto Gargarella escribió en Clarín una columna brillante. Recordó que uno de los pocos orgullos de la generación de la restauración democrática fue el Juicio a las Juntas Militares.

Lamento, de todo corazón, que uno de esos jueces, Carlos Arslanian, hoy se haya convertido en abogado defensor de Ricardo Echegaray. Y temo que, como miembro de la comisión de reforma de la Justicia, termine habilitando la impunidad para la vicepresidenta y otros exfuncionarios.

Le tengo estima a Arslanian. No tengo problemas de decirle en la cara la decepción que sentí por haber tomado el caso de algunos de sus clientes. Lo lamento.
El juicio a las Juntas fue lo que hizo más robusto y sostenible todo el sistema democrático. Nunca más los militares, ni ningún conspirador civil volverían a atreverse ante una sociedad que se puso de pie para transformar a esos delitos aberrantes en juicios de lesa humanidad.

¿Y por qué te digo esto? Porque la Argentina tuvo la oportunidad de generar otro Nunca más. Un Nunca más, igual de relevante, a partir de los juicios contra la corrupción que se impulsaron desde 2010 a 2020.

Yo tengo la esperanza de que todavía ese Nunca más se pueda construir. Un Nunca más a la corrupción. Un Nunca más a las presiones políticas, a fiscales y jueces para evitar condenas por corrupción de la dirigencia política. Una reivindicación a un sistema de Justicia independiente de verdad, que haga lo que tenga que hacer.

Después de todo es lo mismo que quería Alberto Fernández, ¿no? Pero no este Alberto Fernández, el presidente que pactó impunidad con la vicepresidenta.
No te voy a hablar de nuevo de la locura que genera que un presidente diga una cosa y al otro día otra, y así sucesivamente. Solo te voy a recordar que Alberto opinó, con mucha vehemencia, que la Corte debía seguir actuando con los 5 miembros que tiene.

Hoy habrás leído en los diarios la probable integración de la comisión. Y también habrás leído las notas que hablan de Beraldi como un destacado jurista. Beraldi no es un destacado jurista. Lo era.

Los juristas de prestigio y trayectoria impecable bien le podrían preguntar ahora: ¿En qué te has convertido, Carlos? Porque al tomar el paquete de clientes como Cristina y Cristóbal López no solo aceptó su defensa. Compró completo el discurso berreta y poco erudito del lawfare.

Pero dejemos por un minuto a Beraldi y otros. Detengámonos en Enrique Bacigalupo Zapater. Un juez argentino que vive en España. Así presentado, uno dice: ¡guau! ¡Qué prestigio! Escuchá y mirá el escándalo que rodeó a Bacigalupo. Se conoció en marzo de 2002.

¿En serio nos van a hacer creer que se trata de una comisión seria, prestigiosa y plural, solo porque metieron por la ventana a unos cuantos nombres y apellidos intachables?

De verdad, si queremos tener un país en serio, con Covid o sin Covid, nos tenemos que empezar a despertar.

Oscar Parrilli, el mayordomo político de Cristina, es el presidente de la Comisión de Justicia del Senado. A vos eso ¿te parece serio?

Rodolfo Tailhade, un hombre violento, imputado por amenazas, miembro del grupo de tareas de Cristina Fernández es el presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados. ¿A vos eso te parece serio? ¿Y pretenden que nos tomemos en serio a este intento de reforma judicial?

Y hablando un poco de la actualidad, tan conmocionante: ¿A vos te parece bien que mientras la policía que nos tiene que cuidar termine lastimando, matando y haciendo desaparecer a jóvenes como Facundo Astudillo Castro; mientras el delito crece, en cantidad y en nivel de violencia; te parece bien que le hagan una moratoria a medida a una empresa quebrada y con los dueños procesados por evasión fraudulenta; te parece bien que tengamos que ocuparnos en tratar de evitar la impunidad por el capricho de una sola persona, de una vicepresidenta que no habló ni del Covid ni la peor crisis de la historia argentina, porque lo único que quiere es que la Justicia no la condene por los presuntos delitos que le achacan?

Los hechos son sagrados. Y las opiniones son libres.

Y mi opinión es que, si al final de la película el Gobierno consigue ampliar la Corte Suprema de Justicia, terminará consagrando la impunidad. Convirtiendo la impunidad en ley.

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