Si no pasa nada raro, en los próximos días, Cristóbal López conseguirá lo que casi ningún hombre de negocios logró. Esto es: apropiarse del equivalente de mil millones de dólares de manera fraudulenta, usar parte del botín para comprar medios de propaganda y bancos, sacarse de encima la gravísima causa judicial y empezar a pagar, en cómodas cuotas, solo una parte de la enorme deuda que tiene con el Estado. Es decir; con vos y conmigo, con todos los que pagamos impuestos en tiempo y forma.
Para saber cómo amasó su fortuna López, te invito a leer El Dueño, el libro que escribí en 2009 y que suscribo, desde la primera palabra hasta la última. Y no solo porque jamás fue desmentido ni un solo hecho. También lo hago porque si, lo releés, te vas a encontrar con los mismos personajes que hoy están manejando el país, a gusto y piacere. López le debe a Néstor Kirchner los millones acumulados en el negocio del juego. Y ahora le va a deber a la vicepresidenta la moratoria con nombre y apellido. A propósito: recomiendo la columna de hoy de Marcelo Bonelli en Clarín. Habla de la fuerte presión a empleados de carrera de la AFIP para que emitan un dictamen a favor del dueño de C5N, el canal de la venganza. Hace tiempo que me ronda en la cabeza una pregunta que contiene a parte de la sociedad ¿Y si le ponemos un límite a Cristina Fernández, Cristóbal López y Hugo Moyano? Hacerlo, con las reglas básicas del sistema democrático, sentaría las bases para construir un país mejor.
Columna de Luis Majul en CNN radio