El acuerdo con los acreedores privados es una buena noticia, en el medio de cien malas. Es cierto: el gobierno, desde el inicio de la negociación hasta ahora, cedió media docena de veces y el Estado terminará pagando 15 mil millones de dólares más de lo que pretendía originalmente. Así y todo, al final de la película, el arreglo le generará a la Argentina un ahorro de 30 mil millones de dólares.
Para que se entienda bien: es una buena noticia más por lo que se evitará que por lo que se pueda lograr. Se evitará, por ejemplo, un total aislamiento del mundo. Esto se iba a expresar desde la carencia de crédito a los estados y a los privados hasta la imposibilidad de usar la tarjeta fuera del país. Ahora, después del acuerdo, el gobierno, si de veras quiere empezar a llenar la heladera de los argentinos, necesita un plan. Y no solamente lo necesita. Se lo debe presentar al Fondo Monetario para seguir por buen camino. Aunque se enoje el ala delirante del oficialismo, esto es lo que hay que hacer. Por lo demás, hay que seguir con atención a Cristina Fernández y sus chicos grandes: ya consiguieron la media sanción de la ley de moratoria que libera de culpa y cargo a Cristóbal López; se quieren cargar al Procurador Eduardo Casal; avanzan con una reforma judicial para lograr la impunidad de la vicepresidenta y venden humo a través de los videos de Sergio Berni, el comentarista de la inseguridad, mientras aparecen, todos los días, casos de asaltos cada vez más crueles, con delincuentes que no respetan ni a los niños, y con niños delincuentes que acompañan a sus padres a robar.
Por eso es tan importante que desde lo más alto, empiecen a dar ejemplo y dejen de avalar los gestos de impunidad.
Y que el Presidente recupere, si todavía tiene tiempo, el valor de su palabra devaluada.
Columna de Luis Majul en CNN radio