El gobierno se vanalogria de contener la ola de despidos con la prolongación de la doble indemnización, pero se la pasa despidiendo gente. En especial, por razones políticas e ideológicas, como en la Unidad de Información Financiera, la agencia Télam y otras dependencias oficiales. El Presidente pide, y está bien que lo haga, que nos cuidemos y cumplamos el protocolo. Pero la foto de él y Fabiola Yañez junto a Hugo Moyano, su esposa Liliana Zulet y su hijo Jerónimo, tomada por Pablo Moyano, además de una contradicción, suena a una provocación.
El ministerio de Seguridad de Sabrina Frederic impulsa una causa judicial contra los manifestantes de Villa Mascardi que reclaman por la ocupación de tierras, pero no mueve un dedo para evitar las tomas. El Poder Ejecutivo Nacional, a través del ministerio de Salud, autoriza al gobierno de Chubut a que vuelvan a abrir los casinos. Se trata de la provincia que casi no tuvo clases el año pasado. Al mismo tiempo, el ministerio de Educación impide al gobierno de la Ciudad que se celebren clases presenciales para cinco mil niños que no tienen acceso a internet, aunque la cartera de salud porteña asegura que el riesgo será mínimo. Más allá de cualquier grieta ideológica, política o de gestión, lo mínimo que debe hacer un funcionario, elegido o designado, es mantener la coherencia entre lo que dice y lo que hace. Pero parece que no. Es evidente que no.