No hay nada más lindo que compartir con tus compañeros de trabajo el tiempo que te toque. No hay nada más lindo que volver a la escuela para encontrarte con tus compañeros y amigos. No hay nada más lindo que disfrutar de una comida, aunque solo sea entre cuatro. Quedate en casa, pero solo lo necesario. Como para no ponerte en riesgo a vos y a los demás. Sin embargo, no te guardes demasiado. No te metas para adentro.
Para no transformarte en un loco, una loca, o un ermitaño. Seguí cuidando y protegiendo a quienes lo necesiten porque tienen enfermedades preexistentes, por su edad, o porque ya están contagiados. Pero no renuncies al riesgo de la vida. Habitemos las burbujas para no contagiarnos en los lugares sin ventilación, pero no nos encerremos en la burbuja mental y física. A 200 días de confinamiento y aislamiento social preventivo, la cuarentena ya se agotó. En el AMBA, pero también en el resto del país. Actuar de manera responsable no significa dejar de vivir, dejar de estudiar, dejar de trabajar, dejar de respirar. Honremos a nuestros miles de muertos, pero no renunciamos a vivir nuestras vidas. Y una cosa más: estemos atentos, muy atentos, a los oportunistas del COVID-19. A los que siguen intentando llevar agua para su molino aunque el mundo, a su alrededor, se caiga a pedazos. Esos son los verdaderos supercontagiadores. Supercontagiadores del odio, el resentimiento, la venganza y la impunidad. Y contra ellos no hay vacuna. O mejor dicho, la vacuna somos nosotros. Por eso hay que estar atentos para evitar que se lleven todo puesto, incluido este querido país.
Columna de Luis Majul en CNN Radio