No es un problema de grieta o de poder. Es un problema de rumbo. No se sabe adónde van ni el gobierno ni el presidente. Pero la sospecha sobre dónde estamos yendo, a pesar de navegar sin rumbo, es generalizada: al naufragio; o, si estuviéramos en tierra, a chocar contra la pared. El dólar a 200 pesos es la muestra más cabal de la falta de rumbo.
¿Esta administración apoya el sector productivo o le quiere quitar los recursos para hacer clientelismo neopopulista? ¿Condena las usurpaciones o las alienta, como sucede con los campos de la familia Etchevehere? El gobernador Axel Kicillof poniendo en la misma bolsa a las tomas de tierras y a los barrios privados ¿no debería ser analizado por el NODIO, ya que constituiría odio de clase basado en datos sesgados? A la falta de rumbo, hay que agregar otras desventajas: la ineficacia, la inoperancia, la lentitud y el relato insostenible. El ministro de Economía, Martín Guzmán, parece una persona bienintencionada. Pero lo sus palabras, lejos de tranquilizar, inquietan más al mercado. Y cuando afirma que el dólar blue no impacta en los precios, da la impresión de que vive y trabaja en otra galaxia. En cambio Alberto Fernández, echando la culpa de la suba del dólar a los especuladores, es siempre más de lo mismo. Lo que bajo la gestión de Mauricio Macri era fuga de capital para beneficiar a los amigos del presidente, ahora es responsabilidad de los especuladores, los nuevos enemigos no identificados a quienes echarle la culpa porque la receta no funciona. Encima, todo sucede bajo la mirada atenta de Cristina Fernández, a quien el peronismo le atribuye una superioridad moral y una eficiencia que solo existen en la imaginación de la militancia cuasireligiosa. ¿Hacía donde c….. vamos?, es la pregunta de la hora. Necesita una urgente respuesta.
Columna de Luis Majul en CNN Radio