Sergio Berni fue a la tele ayer a la noche, donde le tiraron mil centros para que pudiera explicar el “éxito” del operativo desalojo de Guernica, después de cien días de ocupación. Repito: cien días de ocupación. En vez de hacer una fuerte autocrítica para que explicara porqué no la pudo evitar, informó que, en la provincia de Buenos Aires, se producen 20 intentos de tomas todos los días. Por supuesto, no le preguntaron si es su gobierno el que las alienta. El solo aclara que las evita, sin que se enteren los medios.

¿Las tienen grabadas filmadas y chequeadas? Lo quisiera ver. Es que Berni es un gran vendedor de humo. Todavía ni siquiera puede explicar qué estaba haciendo en el departamento del fiscal Alberto Nisman, por qué pisó y contaminó la prueba, para irse mas tarde como pancho por su casa. En el medio de una fuerte ola de inseguridad, el subía a las redes videos entrenando, aunque, aparentemente, se contagió de COVID-19. Y ahora, mientras el gobernador Kicillof anuncia que otorgará hasta 600 mil pesos a quienes necesiten una solución habitacional para que no ocupen propiedades, Berni dice que los que estaban resistiendo eran todos delincuentes. Esto se llama incoherencia y también especulación electoral.

Las dos cosas a la vez.

Lo de Grabois parece igual de payasesco. Grabó un video desopilante con una estética que parecía la de la guerrilla colombiana en la clandestinidad. Los militantes del proyecto agroecológico Artigas terminaron dejando morir a un ternero y e injertando unos plantines que daban lástima. Además, dieron vuelta toda la casa.

Quisieron correr a la familia Etchevhere con el biri biri de la violencia de género contra Dolores y apareció Leonor Barbero Marcial para poner las cosas en su lugar. Al final, con gran resentimiento acumulado, Grabois terminó facturándole al gobierno por ceder frente a los poderes concentrados. Apropósito, en la administración nacional también abundan los vendedores de humo. Ni Victoria Donda, ni la funcionaria del ministerio de Justicia Gabriela Carpinetti tenían nada que hacer en medio de semejante cambalache. En las últimas horas, el presidente dijo que no se inmiscuye en asuntos que suceden en las provincias. Debería pedirles explicaciones o algo más a Donda, a Carpinetti, y a todos los funcionarios que le dieron bomba al extravagante proyecto Artigas. Y también a Cristina, la jefa política de Berni y de Grabois.

Columna de Luis Majul en CNN Radio