La pelea que viene entre el presidente y la vice será el contenido del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Los técnicos del ultimo prestamista fueron muy claros: hay que bajar el gasto público, hay que subir las tarifas y dejar de usar las reservas para contener el precio del dólar blue. Ni más ni menos que lo que le pedían al gobierno de Mauricio Macri. Dicen quienes la conocen que Cristina Fernández banca a Martín Guzmán, y que fue una de las que votó por el pleno control del ministro de todos los resortes de la economía.

Pero también dicen que sería Máximo el que estaría enojado con el ministro, porque consideraría al presupuesto amarrete en materia de gasto social. O la vice y su hijo son dos “tipes astutes”, que juegan, en este caso, a la policía buena y el policía malo para acrecentar su poder de decisión, o el Frente de Todos es una bolsa de muchos gatos. Gatos de la misma cuadra que se pelean solo por el gusto de pelear. Igual, al final del día, lo que manda es el condicionante ideológico del cristinismo y sus aliados. Aquí también la doble vara y la hipocresía política están a la orden del día. Si las sospechas de un nuevo ajuste propuesto por el FMI se hubieran conocido bajo la gestión de un gobierno no peronista, las protestas hubieran sido continuas, y de alta intensidad, aún en el medio de la pandemia. Quienes conocen al presidente dicen Alberto se animaría a dar un giro hacia la ortodoxia, la derecha o el sentido común, porque la CGT, los gobernadores y los intendentes del conurbano que necesitan la reelección estarían alineados con la nueva estrategia. Y el presidente de la cámara de Diputados, Sergio Massa, también. Lo único que determinaría un cambio abrupto de la decisión sería un nuevo pico en el precio del dólar blue, lo que nadie, todavía, se anima a descartar.

Columna de Luis Majul en CNN Radio