Contra lo que sostiene el pensador contemporáneo Máximo Kirchner, no es la política la que ordena la economía sino al revés. Y dentro de la economía, el precio del dólar es amo y señor. El dólar blue, a 160 pesos, que hasta hace 20 días era un precio de pánico, ahora funciona, curiosamente, como tranquilizador del ánimo social, como me dijo ayer, en La Cornisa Claudio Zuchovicki.

Y hasta determinó que se detuviera el ritmo de la caída de la imagen del gobierno y el presidente. Marchas como las de ayer también sirven entender tres cuestiones. Una: que son masivas y que no se deberían subestimar, porque expresan a la oposición más dura contra el gobierno y sus decisiones. Dos: que no representan a toda la oposición. Y tres: que el ala moderada de Juntos por el Cambio tampoco debería bajarles el precio, si quiere acumular masa crítica y eregirse como alternativa de poder. Por último, la polémica sobre la vacuna podría darle un poco de aire al gobierno, pero también podría dañar su imagen todavía más. Si aparece, como por arte de magia, antes de fin de año, de forma masiva, será presentada como otro gran logro del oficialismo, a partir de la apuesta temprana. Pero si se sigue demorando, y al mismo tiempo se mantienen o crecen los contagios y las muertes por COVID-19, Alberto Fernández volverá a ser puesto en la picota. Y su palabra se devaluará todavía más.

Columna de Luis Majul en CNN radio