A María Eugenia Bielsa le pidieron la renuncia al ministerio de Desarrollo Territorial y Habitat porque cometió dos pecados. El primero y quizá el más importante: le dijo que no a Cristina Fernández. Y el segundo: admitió que el kirchnerismo robó, e incluyó, entre “los mano-larga”, a la propia Cristina y al ex ministro con prisión domiciliaria, Julio De Vido.
Hay una versión corta de su confesión donde Bielsa aparece diciendo: “Robamos muchachos. Y perdónenme que lo diga así. Robamos, y no hay que robar en política. La plata del pueblo no se toca”. Pero hay otra versión. un poco más larga y sustanciosa, que hoy publica Clarín, donde la hermana del Loco Marcelo y del en canciller Rafael Bielsa agrega: “Yo no voy a condenar quién es ladrón y quién no porque no manejé las cajas de cada uno. Pero me duele mucho tener que explicar a Cristina o explicar a De Vido. Eso se tiene que explicar en otro lado”. En esa misma reunión partidaria, María Eugenia Bielsa explicó porqué rechazó la candidatura a gobernadora de la provincia que le había ofrecido Cristina, también en 2015. Lo dijo clarito. Fue porque no aceptó “la serie de condiciones” que le propuso la entonces presidenta: que la lista de candidatos fuera copada por La Cámpora, que al candidato vicegobernador lo elegía ella, a dedo, y que la campaña se tenía que manejar desde Buenos Aires. No conozco a María Eugenia Bielsa en persona. Sé de sus condiciones profesionales y éticas por testimonios directos de personas en las que confío. Se también que la sub ejecución del presupuesto de su ministerio se explica, en parte, porque le impedían poner gente de su confianza para que le cuidara la firma. Si la ex ministra se tuvo que ir por eso, vayan mis respetos: tuvo lo que hay que tener para no meter la mano en la lata. Y sobre los funcionarios que funcionan y los que no, me sorprende como Cristina y Máximo no se ponen a mirar en la propia tropa. Les recomiendo que se detengan en Juan Cabandié, ministro de Medio Ambiente y desarrollo sostenible, por ejemplo. Sobre la designación del intendente de Avellaneda en reemplazo de Bielsa ¿qué decir? Las acusaciones de corrupción son muchas y bien fundadas. Y su estilo político es más parecido al de Cristina que al de cualquier otro. Se cree un iluminado, un renacido de la lucha de los años setenta. Pero no es más que un prepotente a quien, todavía, nadie le pudo poner un límite.