Ayer fui al supermercado. Es algo que suelo hacer cada tanto, en especial para comparar el precio y la calidad de los productos que compro siempre. Es una experiencia que le recomendaría repetir al presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Fernández, y también a los líderes de la oposición, porque no. Entiendo que Alberto y Cristina están demasiado ocupados en sus asuntos. Tratar de postergar las elecciones uno, poner a jueces amigos y tratar de cobrar las dos jubilaciones de privilegio y un retroactivo de mas de 100 millones de pesos la otra, aunque ahora tendrá que esperar, porque el juez hizo lugar a la apelación presentada por un particular. La voy a hacer bien corta, para no aburrir: compré cuatro “pavadas”. Gasté casi 1.600 pesos.
Saqué una conclusión obvia pero no por eso menos preocupante: casi ninguna unidad parece valer menos de 100 pesos. Me pareció ofensivo el precio del limón: 220 pesos el kilo. El del pomelo también: 169 pesos el kilo. El yorgurt de 200 gramos casi 80 pesos, y sin el agregado de cereal. El kilo de tomate, 80 pesos. No fui hasta la góndola de la carne porque no necesitaba, pero me dijo el repositor que los cortes populares todavía no estaban disponibles. Compré una lata de atún. Agarrate fuerte: 183 pesos. Iba a comprar aceite de oliva, pero como no tenía la tarjeta de descuento que suele usar mi familia, preferí no hacerlo: más de 400 pesos el medio litro de aceite de oliva. También pasé de largo cuando vi el precio del kilo de morrones: 150 pesos. Con estos precios, me cuesta creer que la inflación de enero ronde el 4 por ciento. Una vez que llegué a mi casa, me dispuse a chequear los números. La consultora de Damían Di Pace dice que seguramente la suba promedio llegará al 4 por ciento. Con alimentos y bebidas promediando el 4.3, los enlatados de pescado, el 9 por ciento, los pañales el 7.8 por ciento, el aceite, jun 6.5 por ciento, los yogures el 4.8 por cientos y las aguas el 4.6 por ciento. Después prendí la tele y anoté el precio de los cortes de carnes populares. Los que el Dipy dice que ni siquiera se los debería comprar para el perro. Anotá, o recordá, si tenés buena memoria: tira de asado, 399 pesos, vacío, 499, matambre 549, tapa de asado, 429, Cuadrada/bola de lomo, 489, carnaza, 359, falda, 229 y roastbeef, 399 pesos. Se supone que están, en promedio, 20 por ciento más bajo de lo que costaban en diciembre. Los jubilados de la mínima ganan 20 pesos. Ni quiero pensar lo que gastan en remedios. Yo se que quieren ganar las elecciones de medio término a cualquier precio, pero alguien les tendría que decir que la política económica de la que se enorgullecen no estaría funcionando del todo bien.
Columna de Luis Majul en Radio Rivadavia