No es la inflación importada, la obsesión de los argentinos por el dólar, la ambición desmedida de los sojeros y el resto de los actores del campo, o la supuesta picardía de los repositores de los hiper que atacan a los productos con la maquinita de remarcar precios.

Lo que explica el aumento constante de todo y los problemas de la economía, es la desconfianza y la incertidumbre frente a las decisiones de este errático, gobierno, estúpido, bien se podría asegurar, parafraseando a los consejos de James Carville a Bill Clinton, en la campaña a presidente de 1992.

¿Cómo creés que se va a comportar el sector más productivo de la Argentina si un día el presidente los amenaza y les dice que les va a aumentar las retenciones o los cupos de exportación, otro día les dice que jamás haría eso, y al día siguiente, muy probablemente, los sorprenda una medida que hará bajar su rentabilidad? Pero lo mismo se puede aplicar para los jubilados, las PYME, los negocios vinculados con la producción y la distribución de luz, el gas y los servicios esenciales, la comunicación, la compra y venta de autos, el turismo, la gastronomía o el sector que se te ocurra mencionar. Hoy, en su columna de La Nación, el profesor Juan Carlos De Pablo lo explica con la siguiente pregunta, a la que agrega la respuesta más lógica. “¿Cómo reaccionaríamos la mayoría de los argentinos si el Banco Central levantara hoy el cepo cambiario?”. Cito textual: “No aumentaría la oferta, sino la demanda de divisas, porque nadie vería esta decisión como una señal de confianza, sino como un error que sería corregido en minutos”. Este es el problema de un Poder Ejecutivo donde el deseo o capricho de la vicepresidenta, puede en minutos, borrar con el codo lo que el presidente acaba de escribir con la mano. Así es el tamaño de la incertidumbre que impregna cada decisión del Poder Ejecutivo y desordena todos los días un poquito más la vida de los argentinos.

Columna de Luis Majul en CNN Radio