(Editorial de Luis Majul en La Cornisa por LN+) La pregunta de si Alberto Fernández ya “se entregó” no es caprichosa. Hoy, la idea de un presidente “entregado”, aparece en boca de una fuente que cita Joaquín Morales Solá en su columna de LA NACION.
La fuente dice que la renuncia de la ministra de Justicia, Marcela Losardo, más allá de la rara forma en que fue anunciada, prueba que el Jefe de Estado ya “tiró la toalla”. Otra persona, también muy cercana al Presidente, afirma que solo se podrá decir que Alberto “se entregó” si a Losardo la termina reemplazando un cristinista “con el casco puesto y la carapintada”. Se habla de dos ejemplos: el secretario de Justicia y exespía, Juan Martín Mena, o la abogada Graciana Peñafort.
“Alberto elegirá a un ministro que le responda solamente a él, aunque con el cuero suficientemente duro”, anticipó otra voz cercana al mandatario. Será, según trascendió, un titular de cartera de Justicia lo suficientemente duro como para soportar la presión de la propia vicepresidenta, quien insiste con que se le extienda, a ella y sus dos hijos -Máximo y Florencia-, un certificado de inocencia definitivo. “Un ministro con el perfil parecido al de Carlos León Arsanián”, dejaron saber. “¿Será Arslanián?”, pregunté. “Solo lo puse como un ejemplo del perfil”, me aclaró, quizá con la esperanza de que no se desgaste su nombre.
Según información reportada por fuentes cercanas, el Presidente designará oficialmente al ministro recién el próximo martes. Esto significa que habrán pasado diez días con la carteta de Justicia operando sin la firma de un ministro. También significa, según la evaluación de propios y extraños, un desgaste innecesario para Fernández, que pondría de manifiesto la incesante pérdida de su autoridad.
No obstante, no es lo que piensa el jefe de Estado. “El cree que es al contrario. Que no lo debilita, sino que lo hace más fuerte. Porque la demora les recuerda a todos, incluida Cristina, que la lapicera la sigue teniendo él”, explicó alguien cercano al Presidente.
Alberto Fernández y Cristina Kirchner cenaron el jueves. No se pusieron de acuerdo. “Alberto sigue creyendo en ayudar a los problemas judiciales de Cristina dentro del sistema, y no rompiendo todo”, sostuvo una fuente. Pero, eso está por verse.