La decisión de cerrar las fronteras aéreas para los vuelos provenientes de Chile, Brasil y México revelan el intento de evitar que ingresen al país personas contagiadas con las nuevas cepas de Manaos y de Gran Bretaña. Al mismo tiempo preanuncia la posibilidad de una futura restauración de la cuarentena que, en el caso de la Argentina, llegó a ser considerada como la más larga del mundo, y que se prolongó durante seis meses.
La aplicación de la cuarentena como único método de control de los contagios no solo resultó insuficiente. También se reveló como muy dañina. Ayer, por ejemplo, se conoció el índice oficial de desocupación: subió dos puntos desde la última medición, superando el 11 por ciento, y eso que está subregistrado, porque no cuenta a la gente que no salió a buscar trabajo, debido al encierro y la pandemia. Ningún gobierno parece tener la fórmula mágica para ganarle al COVID 19. Ni siquiera la aplicación masiva de la vacuna parece garantizar la disminución de los contagios y las muertes o la desaparición del virus. Lo que está claro es que sin la suficiente cantidad de dosis los países van a tardar más en volver a la normalidad. Y también es evidente que una nueva cuarentena, en la Argentina, provocaría mucho más daño que la anterior, en la economía y en las psiquis de las personas. Para colmo, el gobierno es un despelote, porque el avance de la vice sobre el Presidente no ayuda a gestionar mejor, sino todo lo contrario.
Columna Luis Majul en Radio Rivadavia