De todos los análisis que leí, escuché y vi, en las últimas horas, sobre la compra de vacunas, el de Joaquín Morales Solá de hoy, en La Nación, me pareció el más preciso y contundente. Lleva como título “La Argentina pudo estar ya inmunnizada”. Le pone cifras, nombres y apellidos a la cadena de malas decisiones que tomó el gobierno y que están configurando una de las peores políticas de vacunación de todo el planeta. Para ser breve y directo. El Estado nacional pudo haber adquirido un total de 38 millones de vacunas de la mejor calidad y no lo hizo.
13 millones 300 mil dosis de Pfizer, en noviembre del año pasado. Y hasta 25 millones de dosis del Fondo Covax. Como se sabe, de ese fondo solo adquirió y obtendrá el diez por ciento: 2.5 millones de dosis. Y de Pfizer, hasta ahora, no consiguió ni una sola. Con otra cuenta sencilla, Morales Solá concluyó que si el gobierno de Alberto y Cristina Fernández hubiera tomado la decisión correcta, gran parte de los 45 millones de argentinos estaríamos inmunizados. Es decir: en una situación parecida a la de Israel o la de los Estados Unidos. Al presidente de la Academia de Periodismo le sorprendió que el equivalente al Anmat de Brasil haya rechazado ayer la posibilidad de comprar la vacuna rusa. Y que horas después el gobierno nacional revelara que la asesora Cecilia Nicolini habría reiniciado las conversaciones con Pfizer para tratar de obtener la vacuna de ese laboratorio. Cada vez parece más claro que fue por una palabra (la palabra negligencia) que incluyó en el proyecto de ley para aprobarla la diputada nacional Cecilia Moreau, que Pfizer no terminó de cerrar el acuerdo. Y también es evidente que fue Cristina la que tomó la decisión estratégica de arreglar con Moscú en detrimento de los laboratorios Pfizer y Johnson y Johnson. Así lo puso de manifiesto ella misma cuando escribió desde su cuenta de tweeter la palabra: “¡Es-pec-ta-cu-lar!”. El gobernador Axel Kicillof tampoco quiso pasar desapercibido. Por eso, el domingo pasado, le dijo a Alfredo Scocimarro, durante el programa especial de despedida a Mauro Viale, que en realidad había sido él, en nombre de la provincia, quien había comprado el primer millón de vacunas rusas para luego cedérselo al Estado nacional. Morales Solá incluyó en su impecable análisis el acuerdo hasta ahora fallido entre la Argentina y Astra Zéneca. ¿Fallido por qué? Nos debían haber enviado varios millones de dosis. Todavía no mandaron ni una. Lo que sí hicieron fue cobrarnos el 60 por ciento de la carga por adelantado. El ex ministro de Salud Ginés González García debería responder por el mencionado desaguisado. Máximo Kirchner y Cristina tienen razón. El hijo, en su primer discurso sobre la pandemia y como enfrentarla, usó la frase de una canción de Serrat, “Algo personal”. La frase que dice “juegan con cosas que no tienen repuesto”. Lo hizo para acusar a la oposición de jugar con la vida de los argentinos. Estaría muy bien aplicada a su gobierno, al presidente y a su madre. Cristina, en diciembre de 2019, parafraseó a Fidel Castro para retar a los jueces que la investigan diciendo que a ella solo la juzgaría la historia, y no un tribunal oral y federal. En efecto, a ella, también, con el tema de las vacunas que ella negoció, y las que nunca llegaron, la terminará juzgando la historia. Y no en el sentido que supone.
Columna de Luis Majul en Radio Rivadavia