Daniel Scioli ya se convenció de que no tiene escapatoria: o enfrenta a Cristina Fernández a partir de ahora mismo o se queda sin candidatura presidencial para 2015, si es que llega a completar su mandato a gobernador. Sus hombres más fieles ya están analizando todos los escenarios del futuro enfrentamiento abierto: el político, el económico y también el mediático. El jueves de la semana pasada hablaron de lanzar una cuasimoneda para zafar de la asfixia financiera que les viene provocando el gobierno nacional. También de convocar una conferencia de prensa de todo el gabinete para explicarles a los argentinos que existe un plan de demolición contra el gobernador pero que las principales víctimas serán los habitantes de la provincia. Scioli preferiría no hacerlo. Sin embargo, después de tanto maltrato, empezó a aceptar lo que le están haciendo ver su jefe de gabinete, Alberto Pérez, y el ex jefe de gabinete de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, Alberto Fernández. Ambos están convencidos de que, ante la brutal embestida de su vicegobernador Gabriel Mariotto, los dirigentes de La Cámpora y Carlos Kunkel y su esposa, Scioli no tendrá más remedio que enfrentar a la Presidenta, o morir de asfixia y acorralamiento financiero y político.

“Daniel ya comprendió que le tiene que poner un límite. Lo único que estamos discutiendo es cómo hacerlo”, explicó uno de los que participó en la serie de reuniones frenéticas de la semana pasada. Su revelación pública de que tiene aspiraciones presidenciales para 2015 y el reconocimiento de que apoyaría a la Presidenta si logra la reforma constitucional que posibilite su reelección es el resultado del tenso debate de la semana pasada. La primera afirmación es un mensaje explícito a todos los peronistas no kirchneristas que le estaban pidiendo que “saliera del clóset” para plantarse como alternativa. Desde los gobernadores hasta los intendentes que no comparten la manera de gobernar de la Jefa de Estado, pasando por los diputados y senadores nacionales que el día de mañana deberán votar a favor o en contra de la eventual reforma constitucional y la reelección. La segunda sentencia tiende a dejarle una puerta abierta a la propia Cristina Fernández, con la esperanza de aligerar la embestida y negociar un acuerdo en el caso de que el Frente para la Victoria logre coronar el sueño de Cristina Eterna. ¿Es probable que Scioli acepte, perdido por perdido, un pacto con la presidenta para apoyar su reelección en la Nación a cambio de que Ella y sus seguidores le abran la puerta para conseguir un nuevo mandato en la provincia previa reforma de la Constitución? ¿Estará pensando lo mismo Mauricio Macri, otro de los enemigos públicos de Cristina, en el caso de que no pueda juntar los votos para su candidatura a presidente en 2015?

“Si no les hacés sentir que sos capaz de enfrentarlos y ganarles te van a comer el hígado. Te van a mandar al desierto con una lata de anchoas y un paquete de papas fritas” le mandó a decir un sindicalista que apoyará a Hugo Moyano en la interna de la CGT. El intendente de Tigre, Sergio Massa, opina todo lo contrario. Él piensa que los ataques de Mariotto tienen como objetivo poner nervioso a Scioli, hacerle “quemar las naves antes de tiempo” y debilitarlo cada día más, hasta dejarlo “sin vida política” mucho antes de la posible sucesión. Por eso aconseja parar la pelota y profundizar cada día más el método “naranja”: discurso positivo, inauguraciones y sensación de “movilidad y gestión”, algo parecido a lo que hace él mismo desde Tigre, con resultados satisfactorios. Los números de las últimas encuestas parecen darle la razón al intendente. Scioli aparece por encima de la propia Presidenta en imagen positiva e intención de voto. Y lo que los políticos viven como una guerra encarnizada no forma parte de las preocupaciones del ciudadano de a pie. Lo que sí le importa a la gente es la cada vez más tangible desaceleración de la economía. También en este campo, hay expertos que, con los mismos datos, plantean dos escenarios distintos, de acá a las próximas elecciones legislativas del año que viene. Unos sostienen que para entonces, el cambio de humor de los argentinos, impactará de lleno en los candidatos oficialistas que planteen la defensa del “modelo nacional y popular”. Otros entienden que la caída del consumo no será tan catastrófica, y que el gobierno seguirá contando con los instrumentos necesarios para generar cierta sensación de bienestar.

“Hoy tienen los dólares del Banco Central y el año que viene harán lo necesario para acoplar los aumentos de la jubilación y la asignación por hijo a las elecciones de medio término” me explicó un economista que se especializa en la relación entre los anuncios sociales y su impacto en los votantes. Entre una y otra mirada están las discusiones paritarias que empezaron tarde y son monitoreadas con lupa por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada y la mismísima presidenta de La Nación. Y también está la cintura política de Hugo Moyano, quien ya tomó la decisión de liderar una parte de la CGT partida, en el caso de no acumular la cantidad de congresales necesarios para seguir siendo el jefe de la central de trabajadores unificada. Moyano, quizá el dirigente sindical más inteligente de los últimos años, le acaba de pegar a Cristina Fernández donde más de duele: en el llamativo y desmesurado crecimiento de su fortuna personal a la que el juez Noberto Oyarbide decidió no investigar en serio.

 

Publicado en El Cronista