Ayer nos enteramos que nos perdimos de tener, a esta altura, por lo menos 8 millones de vacunas de Pfizer. Lo que todavía no sabemos y necesitamos saber es por qué tampoco la Argentina firmó un acuerdo con el laboratorio Johnson y Johnson para contar con sus vacunas.
Ayer planteamos por primera vez esta inquietante hipótesis.
Hoy vamos a tratar de desarrollarla todavía más.
Porque así como Pfizer hizo una prueba con por los menos 4.500 voluntarios en Argentina, J & J hizo una investigación similar, también en nuestro país, que contó con unos 2.500 voluntarios.
Nos enteramos del dato preciso porque lo confirmó, ante una pregunta de Pancho Olivera, en su programa + Data, que se emite por La Nación más, uno de los directores del proyecto, Marcelo Losso, investigador del Hospital de Agudos Ramos Mejía.
Y también nos enteramos que J & J había presentado una carta de intención que debería haber dado inicio a las negociaciones con el Estado nacional, también, durante el año pasado.
Es muy probable que la ministra Carla Vizotti nos acuse ahora de estar obsesionados con J & J, así como nos acusó en su momento de estar obsesionados con Pfizer. Pero, en serio, nos gustaría saber por qué no se avanzó en un acuerdo no solo con Pfizer sino también con las vacunas de Jansen.
Y un dato más:
¿Se acuerdan de Fernando Polack, el investigador que impulsó los estudios con voluntarios de Pfizer en el Hospital Militar de Palermo?
Bueno: está encabezando otra investigación, que se estaría realizando también en el Hospital Militar, y que abarcaría a 12 mil voluntarios argentinos, para probar la eficacia de otra vacuna contra el COVID 19.
En este caso la prueba estaría siendo financiada por Glaxo, un laboratorio de origen británico.
Nos parece pertinente, entonces, hacernos la siguiente pregunta:
¿Tampoco entonces podremos contar con esa vacuna, porque Cristina supone que solo sirven la rusa, la china y la de otros países a quienes considera amigos de la Argentina?
Columna de Luis Majul del 8 de junio de 2021