Los analistas políticos de paladar negro ya lo tienen calculado: las elecciones presidenciales se “adelantaron” dos años y se llevarán a cabo durante 2013, junto con las legislativas. Aunque no fue anunciado de manera oficial, ya se pusieron en la recta de largada la presidenta Cristina Fernández, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli y el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri. Los tres están, ahora mismo, haciendo política para eso. Porque del resultado de las elecciones denominadas de “medio término” dependerá el futuro político inmediato de los tres presidenciales de la Argentina. Ella ya se lo anticipó a su fiel y pequeño círculo de escuchas: para impulsar la reforma con re-reelección incluida, el Frente para la Victoria necesita ganar, el año que viene, por más del 40 por ciento de los votos. “Cuánto más nos acerquemos al 45 por ciento, más diputados y senadores vamos a tener y más legitimidad política vamos a acumular como para imponer la reforma”, dice ahora alguien que hasta la semana pasada no hablaba del asunto ni siquiera off the record. Por su parte, Scioli, al hacer explícita su pretensión de sucederla, también envió un mensaje en clave, que solo los peronistas no kirchneristas supieron decodificar.
“Daniel nos está diciendo que a las próximas elecciones irá con sus propios candidatos, y no con los que le imponga Cristina. También nos está diciendo que si Ella quiere seguir, lo tendrá que anunciar antes de las legislativas, para que el peronismo resuelva entonces si la acompaña a la Presidenta o lo acompaña a él”, interpretó un intendente del conurbano que no aparace alineado ni con la jefe de Estado ni con el gobernador. El jefe comunal cree, en efecto, que Scioli jugó una carta buena y fuerte, ante el acoso de su vicegobernador Gabriel Mariotto y la sospecha de que la Presidenta pretende desfinanciar a la provincia y demoler sus ambiciones presidenciales. “Le adelantó los tiempos electorales. La puso en la cancha mucho antes de lo que Ella tenía pensado y hubiese deseado. Ahora Cristina tendrá que jugar, en el medio de la desaceleración económica y la baja de su imagen positiva y su intención de voto”, agregó. Se supone que el gobernador “está sentado” en “un colchón” de imagen positiva e intención de voto que cada día le saca más diferencia a los números de la Presidenta. Lo que le falta es “conducción política” y “poder territorial”. Pero lo que le sobra es paciencia. El gobernador cree, por ejemplo, que durante la semana próxima o la que le sigue se habrá aprobado un paquete de aumento impositivo que habrá dejado conformes a casi todos. Y también está seguro que, para el año que viene, decenas de intendentes que hoy dicen apoyar a la Presidenta jugarán, de manera explícita o implícita, a favor de su candidatura, porque así estarán asegurando su propio futuro político. En el fondo, como siempre, es una cuestión de tiempo, y de humor social.
Los que “apuestan” a Cristina Fernández consideran, en cambio, que para las legislativas del año que viene, la economía seguirá gozando de buena salud, Scioli estará más “golpeado” que ahora y la oposición seguirá tan dispersa y fragmentada como siempre. “Seamos serios. Hagamos una lectura desinteresada de los primeros acuerdos paritarios. Ninguno, en los hechos, supera el 25 por ciento. La economía, por el lado de la presión sindical para aumentar salarios, no se va a desbocar. Ustedes pueden presentar los números como quieran, pero la inercia de las paritarias sin techo se acaba de paralizar esta semana” me dijo un sindicalista que ahora está más cerca de los movimientos sociales y que quiere discuitir la re-reelección de la presidenta ya mismo. El considera que la compra de los medios de Daniel Hadad por parte de Cristóbal López y los pedidos de informes sobre la publicidad que distribuye el gobierno de la provincia a las radios, canales y diarios no kirchneristas atarán de pies y manos a Scioli, y pincharán “el enorme globo naranja” desde donde el gobernador impulsa su candidatura presidencial.
Macri también sabe que su carrera está condicionada por los tiempos y la economía. Hasta la semana pasada, sentía que había un desacople entre las expectativas de la mayoría de la gente y la crisis económica que él percibe que sucederá en cualquier momento. Pero las últimas encuestas cualitativas lo dejaron más tranquilo. “La preocupación por la economía y el cepo a la compra de dólares está siendo acompañada por cierto hartazgo de la gente ante el estilo de gobierno. Lo que antes era visto por muchos como un símbolo de determinación ahora está siendo percibido como un conjunto de gestos autoritarios y prepotentes, más vinculados con el peor pasado del peronismo que con el futuro”, me dijo un funcionario del gobierno de la Ciudad que recibe y lee los resultados de los focus groups. Macri trabaja ahora en su propia forma de conducción política, para que la segunda línea del PRO sea capaz de multiplicar y potenciar lo mejor del discurso del jefe de gobierno. “No puede ser que cada uno diga y haga lo que se le antoja. Tiene que haber un discurso y una acción unificada para que las buenas acciones de Mauricio no sean tapadas por otras noticias de la noche a la mañana”. El ala política del jefe de gobierno empezó a darse cuenta de que si no influye en el manejo de la agenda y no consigue imponer su punto de vista por más de veinticuatro horas será muy difícil que llegue a ser candidato a presidente en el año 2015.
Su desafío para el año que viene será ese: hacer funcionar la máquina de manera menos “espontánea, fresca y hasta naif” como les gusta verse a sí mismo a los “militantes” de PRO, y sí más coordinada y un tanto “agresiva”, para que nadie dude de la vocación de poder. “Cada vez más gente lo ve como una alternativa para enfrentar a este gobierno. Y su posición sobre la expropiación de YPF le sirvió todavía más para diferenciarse. Lo que le falta ahora es dar un salto cualitativo: lograr que lo perciban como alguien capaz de imponerse por sobre el autoritarismo del gobierno. Porque el lugar de víctima te sirve por un ratito. En algún momento tenés que demostrar que vas a prevalecer frente a tu verdugo. Porque de víctima a impotente hay una diferencia casi imperceptible” opinó un funcionario del “ala peronista” del partido que maneja el jefe de gobierno de la Ciudad. El también, como el resto, entiende que las presidenciales de 2015 se adelantaron al año que viene.
Publicado en El Cronista