Pueden gritar hasta el hartazgo y montar un sistema de vacunación electoral paralelo, como Axel Kicillof en la provincia; vanagloriarse de la obtención de las vacunas de Rusia y de China a pesar de haber tomado vacaciones en Disney World; o vaticinar, incluso, que el virus tardaría mucho en llegar a la Argentina porque estaba en China, como Ginés González García. Pueden hablar de los temas más variados, desde el impacto del COVID 19 en el capitalismo mundial hasta de la composición étnica de la Argentina y el origen de la especie. Pueden decir, sin ponerse colorados, como Santiago Cafiero, que Argentina está impulsando el plan de vacunación más grande de la historia.

Pero la verdad es que se arrancó bien, se chocó de frente con la cuarentena eterna, se ingresó tarde a la campaña de vacunación y se malogró la posibilidad de haber contratado la vacuna de Pfizer en tiempo y forma, lo que habría evitado la muerte de miles y miles de personas. Como si esto fuera poco, el gobierno nacional montó otro sistema paralelo de vacunados vip, vacunatorios vip y vacunados estratégicos. Y atenti, que sobre el escasísimo 8 por ciento de vacunados con segunda dosis se encuentran miles de inoculados supuestamente estratégicos, como el ministro de Cultura Tristán Bauer, solo por citar a uno de los mayores chupamedias de Cristina Fernández de Kirchner. Ahora, una vez más, y como producto de la improvisación, estamos en el peor de los mundos: el segundo componente de la sputnik V tarda demasiado en llegar, y “científicos” como Carla Vizotti y Nicolás Kreplak nos dicen “aguantá un poquito” “la vacuna no vence” o “tranquilo que no pasa nada”, un diagnóstico berreta que intenta tranquilizar a la población mientras que las millones de personas que nos vacunamos con la rusa rogamos para que la segunda dosis aparezca ya. Es cierto: nadie podía adivinar que durante las últimas semanas irrumpiría una variante de mayor contagiosidad denominada Delta.

Pero si el Reino Unido, que hasta hace poco parecía haber zafado de la pandemia y abandonaba el barbijo, ahora está volviendo sobre sus pasos y cambia la estrategia para alentar la aplicación de segundas dosis ¿por qué nosotros seguimos apostando a algo tan incierto como la llegada del segundo componente de la Sputnik V, sin un plan B, C o D? Anunciar la posibilidad de mezclar la primera dosis de un laboratorio con la segunda de otra es la solución que se están planteando los mayores expertos del mundo para salir del atolladero. Pero como los ministros más políticos que científicos ya aseguraron que no sucedería es posible que esto, en efecto, en la Argentina, nunca suceda, y que la inmunidad sea cada vez menor. Este gobierno de improvisados se la pasa acusando a la oposición y el periodismo de atacar a la vacuna y el plan contra la pandemia. La verdad es que los que generan la mayor desconfianza son sus declaraciones. Y sus decisiones también. Cuando todo comenzó Alberto sentenció que prefería un 10 por ciento más de pobres que llegar a los 100 mil muertos. Por desgracia, faltan pocos días para que sucedan las dos cosas.

Columna de Luis Majul del 23 de junio de 2021