Mientras el gobierno anuncia que va a seguir adelante aunque la justicia y la nueva mayoría en el Parlamento se lo impidan, y algunos líderes de la oposición se pelean para ver quién aparece como más lejano a Néstor Kirchner, la Argentina real amanece cada día peor. Es decir: todos los datos serios demuestran que cada día hay más pobres, que el incremento de precios se está comiendo los últimos aumentos salariales y alimenta la hipótesis de una inflación anual –y real- del 30 por ciento, y que la inseguridad sigue siendo el problema más grave y más urgente que padecen la mayoría de los argentinos.
¿La Presidenta y la oposición están mirando otra película? Es posible. Todo parece indicar que los protagonistas de la política se están empezando a “enamorar” de la incipiente crisis institucional derivada de la intención oficial de usar las reservas del Banco Central para pagar la deuda externa. Durante todo el fin de semana, los legisladores más importantes de la oposición intercambiaron mensajes y se empezaron a preguntar hasta dónde podría llegar, de verdad, la intransigencia de Cristina Fernández y su esposo.
Una vez más, la pregunta más repetida de las últimas horas fue: ¿Está el matrimonio dispuesto a irse antes de tiempo, presentándose como una víctima de la conspiración liderada por “El Partido Judicial”, el vicepresidente Julio Cobos, el ex presidente Eduardo Duhalde y “la patria del ajuste y la devaluación"? Para que se entienda bien: está todo tan alborotado e inestable que la mayoría de los dirigentes, en vez de buscar una salida lógica, están analizando como quedará su imagen después de semejante batifondo.
Cuando los encuestadores serios le preguntan a la gente qué piensa sobre el último conflicto en la administración kirchnerista, la mayoría responsabiliza, en primer término, a la jefe de Estado e inmediatamente después, a toda la oposición.
Parece evidente que los argentinos no quieren más ruidos ni especulaciones personales, sino más sentido común y más tranquilidad.
Parece una tontería, pero es la pura verdad.
Publicado en El Cronista