El país no es una ‘m...’, algunos dirigentes sí. “M” de “mediocres”, de mentirosos, de “mequetefres”, en su acepción más conocida: la que alude a su insignificancia.

Tampoco la oposición ni los periodistas alentamos a la gente que se vaya y nos parece un grave delirio que cualquier funcionario diga que ni siquiera el nazismo se atrevió a tanto. ¿Por qué decimos que ningún país es una “m”? Por lo que planteo el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, hace algunas horas. “La Argentina no es el país de mierda que nos quieren retratar”.

¿Por qué aclaramos que nosotros no alentamos a los argentinos para que se vayan del país? Por la tontería que argumentó Carlos Bianco, el jefe de gabinete del gobernador que no gobierna pero grita Axel Kicillof. Bianco, al que parece que lo manejan a cuerda acusó a la oposición de “odiar al país”. Seamos serios. Ya ni siquiera le pedimos lo mínimo. Pero por lo menos, sean dignos y manténgase en silencio.

¿Saben por qué cada vez más gente los considera mediocres, mentirosos y mequetrefes? Por la cantidad de medidas delirantes que se propusieron y se siguen proponiendo. Por la cantidad de desastres que consumaron. Sin repetir y sin soplar:

La estatización de Vicentin.
La reforma de la Justicia.
La pretensión de unificar y control las prepagas y el sistema de salud.
La cuarentena mas larga del mundo.
El año y medio sin clases.
Una devaluación del peso de desde diciembre de 2019 hasta ahora del 60 por ciento.
La incorporación de 2 mil nuevos pobres por día.
La caída en picada de la clase media y media baja.
El capricho de no comprar las vacunas de Pfizer.
El vacunatorio vip.
La cantidad de veces que dijo y se desdijo el presidente.
Las amenazas de la vice al su presidente.
La errática y delirante política exterior.
El no acuerdo con el fondo.
El abandono de la educación como política de estado, con sindicatos docentes que no quieren ni enseñar ni ser evaluados, y con funcionarios que no creen en evaluación como el Aprender y que bancan la idea de que no haya repeticiones de grados y de año durante la pandemia.

Vamos de nuevo. Este país no es una miércoles. El asunto es que a ustedes no les da la talla. Que iban a volver para ser mejores, que nos iban a cuidar, que nos iba a devolver el asado y la polenta, pero resulta que fue todo lo contrario.

Durante todo el día, estuvimos despidiendo a Reutemann. Todos lo recuerdan, todos lo recordamos como una persona honesta y con mucho sentido común. El problema no es la Argentina. El problema es que los dirigentes honestos y con sentido común intuyen que no es tan fácil gobernar este país, lleno de chantas, de corruptos que, al mismo tiempo, son mediocres y soberbios.

Y el otro problema es que los chicos grandes de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner no tienen pensamiento propio. Solo repiten como loros lo que la jefa instala en el último acto público de ocasión.