No hace mucho te recordamos, que Eduardo Duhalde, entonces presidente de una transición muy compleja, se la había escapado una gran verdad: “No hay nada más mentiroso que político en campaña”
Bien, la campaña ya comenzó. Y las mentiras, junto con las medias verdades, que son también medias mentiras, se multiplican minuto a minuto. Por ejemplo, la ministra de Salud acaba de anunciar un acuerdo, que en realidad es una carta de intención, para comprar 20 millones de dosis de Pfizer, el laboratorio que hasta hace un rato era una mala palabra.
Bienvenido sea.
Pero la verdad es que hicieron todo lo posible para no comprar ni una vacuna de Pfizer. Hasta mentir, de manera descarada. Y este es un mensaje para Cecilia Moreau, una incondicional de Cristina: “al final, no tuvimos que entregar ningún glaciar”
No nos vamos a cansar de repetirlo. El ideoleogismo de Cristina, y de Máximo también tuvo un altísimo costo. Costo que se mide en vidas. Miles de vidas que se pudieron haber salvado. hasta 20 mil, dicen algunos científicos.
Algo parecido está sucediendo con el caso de Chano.
El problema, aquí, es un tanto más serio.
No solo porque la droga mata. Es serio porque ahora, aunque ya casi todos reconocen que el disparo del policía en el abdomen de Chano hubiera sido menos dañino si se hubiera usado una Taser, , el ministerio de Seguridad de la Nación de este gobierno se sigue resistiendo a usarlas.
Y al mismo tiempo, como si fuera de la oposición, el ministro de Seguridad de la provincia, Sergio Berni, se vuelve a transformar en un comentarista y dice:
“si la policía no hubiese tenido una taser esto no hubiera ocurrido”
La pregunta lógica sería ¿por qué, si forman parte de una misma fuerza política, no se ponen de acuerdo de una buena vez? ¿por qué siguen funcionado como una comparsa descoordinada, o como una bolsa de gatos?
Porque te recuerdo que, no hace mucho, exactamente el 2 de julio pasado, un funcionario nacional, llamado Ramiro Urristi, quien estaba a cargo de la agencia nacional de materiales controlados (Anmac) fue despedido ¿sabés por qué?
Adivinaste: por haber habilitado la compra de Taser.
De aquí para abajo, todas las mentiras de campaña parecen un chiste.
Elegí la que más te guste:
Por ejemplo, a Sergio Massa, quien el sábado se indignaba por el cambio de domicilio de Diego Santilli, sin recordar sus propias contradicciones:
“voy a meter presos a los ñoquis de La Cámpora”
Las medias verdades de Cristina, quien le adjudicó a los liberales haber sido parte del gobierno de Menem y Cavallo, cuando ella misma, en un programa de Leuco, hablaba maravillas del ex ministro de economía.
Pero cristina se la pasó buena parte de su vida política diciendo mentiritas. ¿O cómo calificarías a su respuesta de cuál era su patrimonio y cómo se ganaba la vida?
Y si vamos a quejarnos por los cambios de domicilio, no nos olvidemos del porteñísimo Axel Kicillof, quien ahora se instaló en La Plata, pero vivió durante los últimos años en Parque Chas o Agronomía.
O el mismo Máximo Kirchner, quien se hizo elegir por la provincia de Buenos Aires a pesar de haber vivido toda su vida en Río Gallegos.
Pero no quiero terminar esta apertura sin volver sobre la carta de Cecilia Nicolini. Porque sintetiza todo lo que no debe hacer un dirigente político responsable. Revela ignorancia, arrogancia, desconocimiento y lo que es peor: un ideologismo berreta que, de nuevo, pone en peligro vidas humanas. tu vida y también la mía. El mismo ideologismo berreta que cada tanto nos muestra Máximo, el hijo de una de las dirigentes políticas de la Argentina que más y mejor miente.