A Lilita Carrió, dentro y fuera de Juntos, se la critica, porque es indomable. Pero al mismo tiempo, equivocada o no, siempre dice lo que piensa. Y lo que dijo sobre Facundo Manes lo confirma, una vez más. Palabra más, palabra menos, Carrió dio a entender que Manes es un hombre que no dice toda la verdad. Un individuo que quiere llegar a la presidencia por la vía rápida de la popularidad, al margen de la construcción y el trabajo de la política.
Gerardo Morales, el gobernador de Jujuy que se involucró en el debate para defender al neurocientífico, justificó la polémica declaración de Manes contra Horacio Rodriguez Larreta, Diego Santilli y el PRO (“espero que no gasten los impuestos de los porteños en la campaña”) aduciendo que fue Lilita que dio el puntapié inicial, con la sugerencia de que el candidato radical era un mentiroso. Hay, dentro de la coalición, quienes suponen que semejante despelote podría beneficiar al propio Manes, porque hasta ahora, su nivel de desconocimiento era muy alto, y necesitaba un escándalo que como este para que se lo tuviera dentro del radar. Pero también hay quienes consideran que la primera irrupción en la alta competencia electoral no fue para nada feliz. Más allá de algunas consideraciones sobre él mismo que, sus críticos, sostienen, bordean lo mesiánico, no solo no cayó bien la sospecha sobre el financiamiento de la campaña de su adversario. Tampoco gustó demasiado el argumento que utilizó para justificar la inclusión del ex intendente de Malvinas, Jesús Cariglino en la lista que encabeza (“No podemos importar noruegos”) ni la manera en que se lavó las manos cuando le preguntaron por el gobierno de Macri. “Una cosa es diferenciarse de una administración de la que no formó parte y otra cosa es auto percibirse como un incontaminado, cuando todo el mundo sabe que su campaña tampoco va a salir gratis y que, indirectamente, Larreta también lo ayudó a llegar adonde está, apoyando a su candidato en la interna de la UCR en la provincia de Buenos Aires”, me dijo un alto dirigente de PRO. Santilli, en cambio, por ahora, está saliendo indenme de los primeros escarceos. Con el foco puesto en ganar las elecciones generales contra el Frente de Todos pidió a sus compañeros de ruta que no respondan una chicana con otra, porque el adversario está en otra parte y porque la gente, aseguró les está pidiendo que se unan para ganar.
Columna presentada en Radio Rivadavia