Contra natura es, según el diccionario de la Real Academia Española, algo que va contra las leyes natulares, especialmente en lo relativo a la moral. Bien. Mi hipótesis es que mucha de las cosas que le suceden a este gobierno, desde el Olivos Gate hasta la obturación del contrato con Pfizer que provocó la pérdida de miles de vidas, pasando por la desastrosa gestión económica, están vinculadas al mismo pecado original: el inaudito acuerdo que derivó en una fórmula presidencial estrambótica que sirvió para ganar las elecciones pero no funciona a la hora de gobernar.
Para empezar, quien le pide al Presidente que se ordene tiene su vida judicial bastante descuajeringada. Porque Cristina, por más que grite y hable de persecución, carga sobre sus mochila media docena de causas abiertas por corrupción y lavado, y sigue procesada como jefa de tres asociaciones ilícitas distintas para robar plata de nuestros impuestos. Y el desorden de ella, para ponerlo en términos concretos, llega hasta el propio edificio donde actualmente pernocta, en Juncal y Uruguay, la esquina de la corrupción, y donde Daniel Muñoz recibía las valijas y los bolsos con dinero que le hacían llegar Julio De Vido y Roberto Baratta, como declaró bajo juramento Oscar Centeno, el chofer de los Cuadernos de la Corrupción que lo vio y registró todo. Esto no exculpa al presidente, pero sirve para poner las cosas en su lugar. Ni Alberto es el único que usa el poder para hacer lo que no se debe ni Cristina tiene autoridad moral para aconsejarle nada. Por eso, nuestra humilde recomendación es que dejen de retarnos, que se pongan a trabajar y que gobiernen, porque todavía parecen no haber arrancado. También les sugeriría que, el resto del tiempo, lo usen para contratar abogados serios, que los defiendan de verdad, porque si siguen así, a los gritos y sin presentar una buena defensa técnica, se van a pasar la vida visitando los tribunales. Y finalmente les aconsejaría, con mucho respeto, haciéndolo extensivo al gobernador que no gobierna pero grita, Axel Kicillof, al diputado Máximo Kirchner y a la candidata Victoria Tolosa Paz, que agarren los libros, que no muerden. Mis maestras de segundo y tercer grado de la escuela pública número uno distrito escolar número 14, Rubén Darío, Marcela Mosca y Alda Giménez, los hubieran aplazado sin miramientos en varias materias, como lenguaje, matemática, historia e Instrucción Cívica.
Columna de Luis Majul en Radio Rivadavia (18 agosto 2021)