Entre los amigos del presidente, en las últimas horas, se repite una pregunta inquietante: “A Alberto: ¿Cristina lo quiere salvar o lo quiere hundir?”. La sospecha surge no solo por el anticipo del video sino porque se eligió, para difundirlo, al periodista operador de la vicepresidenta, Roberto Navarro. ¿Para qué usar a alguien tan desprestigiado?, reflexionan.

¿Para qué presentar el video a través del único periodista de la Argentina que anunció el triunfo por una importante diferencia, de la fórmula Scioli Zannini en diciembre de 2015? Al mismo tiempo, habría que preguntarse si, en efecto, la publicación del material funcionará como una herramienta de control de daños o terminará potenciando el escándalo de la foto del Olivos Gate. Lo que sí se sabe es que Navarro responde, primero, al Instituto Patria, y después, con alguna reserva, al presidente de la Nación. Así se desprende de una de las escuchas telefónicas legales en la que Cristina y Oscar Parrili intentan definir a que colegas ella le concederá reportajes. Cerca de Alberto negaron que la presidenta de la Radio y la Televisión Pública, Rosario Lufrano, haya sido la encargada, junto con el mismo jefe de Estado, de editar el video. Pero lo verdaderamente importante es que este final de campaña se inserta en uno de los peores momentos sociales de la Argentina. Con el salario real más reducido de la última época, una desocupación que no se detiene y una pobreza que se está empezando a acercarse a la de la peor crisis de la historia reciente: diciembre de 2001. Si a esto se les suma las descomedidas intervenciones de Cristina en el último acto de campaña, se entiende porque en el gobierno hay tanta preocupación. Ayer, en un el piso de Voces, por la Nación más, María Eugenia Vidal afirmó que hay que terminar con el mito de que son diferentes. Que una es la extremista y el otro es el moderado, porque “los dos representan lo mismo: un gobierno que, para no reconocer su propio fracaso, le echa la culpa todo el tiempo a la oposición”.

Columna de Luis Majul en Radio Rivadavia