Es casi imposible que Alberto Fernández y Cristina Fernández se pongan de acuerdo en cómo gobernar. La fórmula presidencial contra natura fue craneada para ganarle la elección a un cascoteado Mauricio Macri, y no para gestionar de manera eficiente. Ya no es un secreto para nadie que, puestos a funcionar, son como el agua y el aceite.
Solo para citar un ejemplo. A ella le importa muy poco cómo financiar el déficit. El sabe que tarde o temprano, si se sigue emitiendo moneda, la economía va a terminar de explotar. Ambos son los mariscales de la derrota más grande que jamás haya sufrido el peronismo desde su creación. Alberto, porque no pudo, no quiso o no supo. Cristina, porque nada de lo que haga el otro la satisface, excepto que el otro sea su hijo Máximo o el gobernador Axel Kicillof. El nuevo gabinete de apuro atrasa como veinte años. Aníbal Fernández representa todo lo que la sociedad rechaza de un dirigente político a esta altura del siglo. Patotero, maleducado, prepotente, ni siquiera pudo ganar en las últimas elecciones en las que compitió como concejal en una lista del PJ en Pinamar. Lo de Juan Manzur es otro nombramiento por necesidad, y con fórceps. El gobernador de Tucumán no quería, pero entre Cristina y Alberto no le dejaron alternativa. Su incorporación alejará todavía más a una parte de los seguidores del Frente de Todos que apoyan a los movimientos feministas y rechazan a los dirigentes antiabortistas.
¿Quién se hará cargo el 15 de noviembre, si se vuelve a repetir una derrota como la del 12 de septiembre pasado? Porque, todavía, ella sigue creyendo que el principal responsable fue Alberto, mientras que el Presidente sostiene que la gran culpable es Cristina, porque su radicalización atravesó toda la gestión. Entre los dos rompieron varios mitos, además de haber obtenido el porcentaje de votos más bajo en la historia del peronismo. El mito de que el peronismo unido nunca puede perder, es uno. Otro es el mito de que el peronismo es el único partido que puede gobernar un país como la Argentina. Ahora dicen que van a dar vuelta el resultado, tirando plata desde un avión a jubilados, asalariados, empleados públicos y changarines privados en unas cuantas semanas. ¿Funcionará?
Columna de Luis Majul en Radio Rivadavia 20 de septimebre de 2021