Junto con la extraña incorporación de Juan Manzur y Aníbal Fernández al gabinete del presidente intervenido, Alberto Fernández, comenzó en el Frente de Todos el operativo “ya perdimos”, encabezado por el intendente de Escobar, Ariel Sujarchuk. Ahora está claro que Manzur y Aníbal Fernández fueron puestos allí para que, en el caso de una nueva derrota, la vicepresidenta tenga a quien responsabilizar, y pueda terminar de penetrar el gobierno con los chicos grandes de la Cámpora, quienes siguen acumulando fracasos electorales, al tiempo que manotean las cajas políticas de las principales empresas y organismos del Estado. Es decir: YPF, Aerolíneas, PAMI, Anses y ahora también la Hidrovía.

El operativo “Ya perdimos”, liderado por Sujarchuk, quien ayer pareció responsabilizar al gobernador Axel Kicillof y el diputado Máximo Kirchner por la estrepitosa derrota de las PASO, parece otro engaña pichanga que encierra un doble objetivo. Uno: el explícito, despegarse de los mariscales de la derrota. Y dos: presentarse de antemano como dirigentes perdiosos, de manera que cada voto recuperado pueda ser “vendido”, el lunes 15 de noviembre, como una suerte de resurrección del peronismo, de cara a las elecciones de 2023. Por las dudas, los principales dirigentes de Juntos por el Cambio, bajaron a sus equipos un par de líneas muy claras. Una, para que se entienda que todavía no se ganó nada. Y otra, para defender voto a voto con fiscales en la provincia de Buenos Aires y en el resto del país. En especial, en las provincias donde el Frente de Todos podría perder las bancas en el Senado que pone en juego: Chubut, Santa Fe y La Pampa.

Ayer, en Formosa y en la Rioja dos candidatos de Juntos por el Cambio de bajaron para facilitar la unidad y así intentar ganarle al peronismo de Gildo Insfrán y Ricardo Quintela. Y al mismo tiempo, Cristina Fernández volvió a demostrar que lo único que le importa es ella y sus problemas judiciales. Lo hizo con la publicación de un par de tuits extemporáneos en los que habla de una supuesta persecución a su familia, por parte de de los medios y el ex presidente Mauricio Macri. Cristina les echa la culpa de enfermar a su hija, a la que ella misma metió en un berenjenal, con la designación como miembro del directorio de la empresa Los Sauces. La vice cree que repitiendo cada cinco minutos lo que ella presenta como verdades absolutas va a cambiar la realidad, o eludir las consecuencias de sus decisiones.

Columna de Luis Majul en Radio Rivadavia