(Texto y video de la columna de Luis Majul en el programa +Voces por LN+ del 6 de octubre de 2021) Rabia. Violencia verbal y política. Odio. Rencor. Eso es lo que está expresando Cristina después de la derrota. Eso es lo que destila Máximo después de la paliza electoral.

La madre y el hijo, el hijo y la madre, unidos no por el amor, sino por el resentimiento.

¿Qué es esto? ¿Qué significa llamar gallinas y hacer semejante gesto despectivo a los senadores de la oposición, hoy en la primera sesión presencial del recinto?

¿Tiene necesidad, una vicepresidente de la Nación de burlarse de un expresidente, Mauricio Macri, después de que agradeciera la invitación a dar clases en la universidad Adam Smith Smith Center for Economic Freedom?

¿Acaso no recuerda, Cristina, el papelón que pasó en Harvard con un par de frases que dieron vuelta por todo el mundo?

¿Y qué me cuentan de Máximo?

¿Tanta ira les despierta la derrota?

¿Otra vez pegándole a los medios y sacándole el cuerpo a su responsabilidad por el fracaso electoral?

¿Así que ahora él se considera un rehén de las pantallas?

Rehenes somos los argentinos del gobierno del que él forma parte.

Rehenes fuimos los argentinos muchos años, del maltrato de su padre, de su madre, y ahora del heredero sin mérito, al que todo el mundo le tiene miedo, por portación de apellido.

¿Y por qué debería parecer desconcertado Máximo Kirchner ante la pregunta propia de “fuego amigo” de Bercovich cuando le dice: “qué necesidad tenés de tener tantas propiedades?”

Claro.

Le faltaban, al periodista, un par de repreguntas.

Re preguntas como las siguientes.

1) ¿Cómo hacía su familia para cobrar de Lázaro Báez, una renta millonaria por la concesión de habitaciones que no se alquilaban en el Alto Calafate?

2) ¿Cómo hacía su familia para cobrar, por mes, de alquiler, el equivalente a 31 mil dólares pagados por Cristóbal López por departamentos en Puerto Madero cuyo precio de mercado con suerte, llegaba a 10 mil dólares por mes?

3) ¿De dónde cree que sacó Daniel Muñoz, el secretario privado de su padre y de su madre, otro de los mencionados en los Pandora Papers, los 130 millones de dólares que según la justicia, fueron el producto de una mega operación de lavado de dinero?

Pero para no salirnos de la coyuntura.

¿A quién quieren engañar Máximo Kirchner con la idea de que no discutir el etiquetado frontal es huir de una debate sobre la preocupación de todos?

El etiquetado frontal es importante, pero más importante es, como proponía Juntos por el Cambio, debatir:

1.El presupuesto 2022.

2.La necesidad de tener una boleta única de papel.

3.Una reforma de la ley de aquileres.

4.La emergencia educativa.

¿No deberían Cristina y Máximo, Máximo y Cristina, explicarle a su núcleo duro, porque perdieron las elecciones?

¿No deberían, en vez de demonizar a Vidal, Larreta y Macri, hacer una bendita autocrítica, aunque sea una sola vez en la vida?

Pero vayamos de nuevo al Senado. Al recinto donde hoy fue aplaudido, por su pelea contra una de las enfermedades más crueles, la ELA (esclerocis lateral ameotrófica), Esteban Bulrich, el senador que le rompió el invicto a Cristina en 2017.

¿Por qué no podría hacer Cristina un poco de esto todos los días? ¿Cuál es el germen del odio, el resentimiento y el rencor que los embarga a la madre y el hijo?