Qué vergüenza. Qué vergüenza me da el fallo de los tres jueces que sorbreseyeron en forma unánime a Cristina Kirchner y otros por el encubrimiento a los autores materiales e intelectuales del atentado contra la AMIA.
Qué vergüenza me da que, en el fallo, los jueces Daniel Obligado, Gabriela López Iñiguez y y José Antonio Michelini hayan reconocido que es la primera vez que el juicio oral y público no tiene lugar, debido a la investidura de los acusados.
Qué vergüenza ya me había dado cuando dejaron a la vicepresidenta presentar su alegato de pedido de anulación del juicio oral y público en forma preliminar.
Qué pena que no hayamos tenido la oportunidad de escuchar y ver a alguno de los 300 testigos previstos para esta etapa del proceso que debía haber tenido lugar y no pudo comenzar.
De todos los análisis que pude leer hasta ahora, el más lúcido me resultó el que firma Héctor Gambini, hoy en Clarín.
El título lo dice casi todo: “Un fallo vergonzoso para cumplirle a Cristina el sueño de la impunidad”.
Gambini escribió que el fallo, completo, es una “muestra explícita de la justicia delivery que dicta sentencias no de acuerdo a la ley sino a la medida de los acusados”.
El periodista explicó que los juristas dan un ejemplo específico de la única razón que justificaría la suspensión de un juicio oral antes de empezar: solo en el caso de que el tribunal deba a juzgar alguien por homicidio pero horas antes aparezca el muerto, vivito y coleando, como una evidencia clara de que el hecho no sucedió.
Quien acusó a Cristina Kirchner, Carlos Zannini, Juan Martín Mena y Luis Delía, entre otros, por haber participado del encubrimiento de los responsables del atentado fue el fiscal federal Alberto Nisman, encontrado muerto cuatro días después de haber revelado la acusación contra la ex presidenta.
La muerte de Nisman, es otro de los crímenes que, en la Argentina, todavía no pudieron ser resueltos.
El único consuelo para tanta vergüenza es que el fallo de Obligado, López Iñiguez y Michelini será apelado y que deberá pronunciarse, oportunamente, la Cámara de Casación, una vez que se apaguen los festejos del dictamen, producido casi un mes antes de las próximas elecciones generales, que tendrán lugar el 14 de noviembre próximo.
Casi al mismo tiempo, se conoció otro pronunciamiento judicial: fue el que procedió al allanamiento del estadio de Nueva Chicago, donde el presidente, Alberto Fernández, horas antes, había encabezado un acto, en el que participaron 40 mil adherentes, violando el mismo decreto que prohíbe, celebrar encuentros de más de 6 mil personas.
No hay que ser una mente brillante para entender que, más allá de todos los problemas que tiene la Argentina, el que aparece con más nitidez es el de la cuestión moral.
Ojalá las próximas elecciones sirvan para ponerlo de manifiesto.
Columna de Luis Majul en Radio Rivadavia del 8 10 2021