El Presidente no le va a pedir la renuncia al ministro de la prepotencia y la amenaza, Aníbal Fernández. Alberto Fernández considera que las disculpas de este alto y maleducado funcionario son suficientes como para que Nik, el dibujante a historietista de La Nación, se dé por compensado. Por si te perdiste los detalles del hecho, Nik, al padre de Gaturro, criticó, a través de un tuit, la política clientelar de este gobierno sin rumbo. Y el energúmeno de Aníbal le respondió con un tuit preguntándole si sabía que el colegio donde van sus hijas recibía un subsidio del Estado.
No solamente sonó “amenazante”. Fue claramente intimidatorio. El colegio emitió un comunicado negando que recibiera un subsidio. El principal partido de la oposición pidió la renuncia del ministro de Seguridad. Muchos papás del colegio donde van las hijas de Nik llamaron a nuestro compañero, alarmados. Las principales entidades de los más importantes medios repudiaron las afirmaciones amenazantes. Después de la barbaridad que hizo, Aníbal, el caníbal de la tele, le mandó a Nik un mail personal y un whatsapp que, más que una disculpa, parecen una nueva provocación. Así, 24 horas después de producido el hecho, lo concreto es que Aníbal Fernández tiene patente de corso para seguir amenazando a cualquiera. Todavía no se cumplió un mes de su nuevo nombramiento y ya insultó a Dios y María Santísima. A Elisa Carrió, por ejemplo, le dijo sucia. Por fuera y por dentro. Pero ningún colectivo de mujeres salió a repudiarlo. Por cosas como esta una gran parte del electorado le dio la espalda al Frente de Todos. Porque operan al borde del sistema democrático, del lado de afuera. Aníbal, igual que Hugo Moyano y otros bravucones a los que les gusta amenazar a las familias, son guapos de la palabra, pero casi siempre andan con custodia, porque teman que alguien más guapo que ellos los haga escarmentar. Como muchos dirigentes del oficialismo, agreden porque tienen miedo. O porque no terminaron de aceptar el resultado electoral del 12 de septiembre. Son cobardes. Y malos perdedores. Ni más ni menos.
Columna de Luis Majul en Radio Rivadavia del martes 12 de octubre de 2021