Cada minuto que pasa con Aníbal Fernández en el cargo debe ser interpretado como una convalidación del gobierno a la amenaza con lenguaje mafioso que le profirió el ministro de seguridad a Nik como respuesta a las críticas públicas del dibujante. Cada minuto de silencio del Presidente sobre la repudiable acción de Aníbal, el energúmeno, deteriora su investidura y la condición moral de su gestión.
Los dirigentes del Frente de Todos huyen de Aníbal Fernández como si se tratara de una nueva peste, y si se lee con detenimiento la justificación de Juan Manzur, se verá que el jefe de Gabinete puso en el Presidente la responsabilidad de decidir sobre su apartamiento del cargo. Por estas horas, el Alberto tenía pensado presentar al último fin de semana extra largo como el regreso a la vida que queremos. Ahora ruega para que el Aníbalgate desaparezca de los medios y de las redes porque intuye cuál será el derrotero del escándalo: todavía a los habitantes del conurbano profundo no les estaría quitando el sueño la bravucunada del ministro de Seguridad, pero intuye que, poco a poco, hasta los niños se van a ir enterando de la anibalada que cometió. Ayer, Nik confesó que piensa con detenimiento si seguir dibujando u opinando, para no exponer a su familia ni preocupar a su madre. Nosotros, que ya sabemos lo que nos puede esperar cuando se denuncia y se critica a dirigentes como Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Máximo Kirchner o Hugo y Pablo Moyano, creemos que la autocensura es la peor de las respuestas.
Si de verdad queremos un país mejor para nuestros hijos, tenemos que asumir que nos eligieron de blanco para meterle miedo a la mayoría de la sociedad, y ponerles un límite. Hay dos fiscales que analizan ahora si el ministro violó o no la ley de inteligencia al usar datos privados de los ciudadanos de manera aviesa. Pero lo que quedó muy claro en las últimas horas, es que Aníbal es un patotero y un maleducado: mientras se arrepentía de haberse arrepentido por lo que escribió en su cuenta de tweeter, calificó de hijo de puta al ex presidente Mauricio Macri, en una nota concedida a Clarín. ¿Esto es igual o peor que la foto del cumpleaños de Fabiola, se preguntaban ayer dentro y fuera del gobierno? Es otra consecuencia directa del pecado original de haber pergeñado una fórmula presidencial contra natura, porque volvieron peores, y ya ni siquiera disimulan sus peores anomalías.
Columna de Luis Majul en Radio Rivadavia - (13 10 2021)