(Texto y video de la columna de Luis Majul en la emisión de hoy en La Cornisa por la señal La Nación Más) Despelote significa desorden, caos, confusión.

Despelote define mejor que cualquier otra palabra a este gobierno de incapaces.

Pensemos juntos sobre lo que acaba de suceder solo durante la última semana:

·Mientras Alberto recibe a los dueños de las empresas que más facturan en la Argentina, el flamante secretario de Comercio, Roberto Feletti, el clon de Guillermo Moreno, decreta el congelamiento del precio 1.254 productos, incluidos las cremas antiarrugas y el champagne y, como si eso fuera poco, amenaza a los empresarios que no cumplan con aplicarles la ley de abastecimiento de 1952.

·Mientras el jefe de gabinete, Juan Manzur, y el ministro de Hacienda, Martín Guzmán, intentan negociar con el Fondo un nuevo acuerdo para pagar la deuda, Cristina hace discursos incendiarios para festejar el 17 de octubre, y sus referentes lo festejan en Plaza de Mayo, bajo la consigna: “No al pago de la deuda”.

En las últimas horas, Guzmán llamó al presidente para anticiparle algo que sabíamos todos: las negociaciones con el fondo se estancaron. Y no solo por la precaria situación de su jefa máxima, Kristalina Georgeva, sino por algo más obvio: los representantes del organismo internacional no tienen claro quién manda.

No saben si el que manda es el presidente, Manzur, la vice o también su hijo, Máximo Kirchner, a quien no solo los burócratas del FMI consideran un personaje oscuro, retorcido y tan dañino como Cristina.

Pero sería un grave error suponer que el gobierno es un despelote solo a la hora de decidir que se debe hacer con la economía y la deuda.

Porque también es evidente que tampoco tiene en claro cómo enfrentar la otra gran epidemia de la Argentina (junto con la del COVID, la inflación, la desocupación y la pobreza).

Hablamos de epidemia de la inseguridad y el crimen organizado.

Para empezar con lo más reciente y lo más escandaloso:

Hace unas horas, el gobierno, a través de su embajador en Chile, Rafael Bielsa, intentó lograr la liberación de Facundo Jones Huala, el líder mapuche argentino que cumple una condena de nueve años en Chile por participar de un incendio de una propiedad en el campo de Pisu Pisue en 2013.

Alarmada, la presidenta de PRO, Patricia Bullrich, interpeló directamente a Alberto Fernández, a través de un tuit, con la siguiente pregunta:

"Presidente: ¿Usted sabe que hace poco incendió dos oficinas públicas en el sur argentino el movimiento que integra Jones Huala? Usted instruyó a nuestro embajador a defender a quien lidera la violencia. ¿En dónde quedó el estado de derecho y la paz de los ciudadanos?"

Pero ni el presidente, ni el canciller, Santiago Cafiero, de viaje por Italia, dijeron una sola palabra.

Como tampoco dijeron una palabra ni Alberto ni Cristina sobre los tres asesinatos a sangre fría perpetrados hace cuatro días en el conurbano:

·El de un chico de 17 años, Lucas Cancino, a quien acuchillaron en Quilmes para robarle el celular, la mochila y la bicicleta.

Murió desangrado frente a su abuela, mientras la intendenta, Mayra Mendoza, bailaba alegremente, en el medio del show de Karina, la Princesita, y sus “militantes” pegaban carteles proselitistas, pensando en la próxima elección.

·El de un empresario de 32 años, en Gerli, al que un grupo de cinco delincuentes disparó en la cara cuando intentaba escapar de la emboscada.

·El de un subcomisario de la policía de la ciudad, en Caseros, al que balearon en el pecho mientras intentaban robarle la moto.

Es que Sergio “Chamuyo” Berni, el ministro de Seguridad de la provincia que sufre un homicidio cada nueve horas, estaba demasiado ocupado, paseando por los canales de televisión. Parecía ansioso por aclarar que, si bien había discutido fuerte con Máximo Kirchner, tampoco había llegado al extremo de agarrarlo del cuello.

También tenía demasiado cargada la agenda el flamante ministro de Seguridad de La Nación, Aníbal Fernández, el “energúmeno”.

Tenía mucho apuro en desmentir que la amenazas a las hijas del dibujante Nik, no eran amenazas sino un sano debate con alguien que conocía desde hace mucho.

Por supuesto, en el medio, como al pasar le dijo “hijo de puta” al ex presidente Mauricio Macri

¿Te das cuenta en manos de quiénes estamos?

¿Somos conscientes del daño que le viene haciendo al país la coalición que parió la fórmula contra natura de Alberto y Cristina desde hace casi dos años?

Hagamos una lista rápida de las que se mandaron desde que asumieron, en diciembre de 2019, incluidas las barbaridades de campaña, antes y después de la derrota del 12 de septiembre en las PASO.

·Vicentin.

·La toma de terrenos y tierras.

·Los vacunados VIP.

·La liberación masiva de presos por COVID, muchos de ellos, condenados por homicidios y violaciones.

·La cuarentena eterna.

·El cepo al dólar.

·Las escuelas cerradas.

·La no firma del contrato con Pfizer que hubiera evitados decenas de miles de muertes por COVID.

·El Olivos Gate.

·La maestra adoctrinadora, Laura Radetich.

·Los cortes y los piquetes.

·Una inflación anual de más del 50 por ciento.

·El aumento de la pobreza.

·El viaje de casi 2 millones de personas de la clase media a la pobreza sin escalas.

·El alineamiento con Rusia, Irán, Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia.

·Gollán diciendo que con un poco de platita la foto del cumple de Fabiola hubiera provocado menos indignación.

·Victoria Tolosa Paz diciendo que en el peronismo siempre se garchó.

·El cepo a la carne y al maíz.

·Más de 115 mil muertos por COVID.

·La carta bomba y golpista de Cristina contra Alberto.

·Berni diciendo que el frente de Todos es un “cachivache”.

Y Fernanda Vallejos, expresando de manera brutal lo que piensan Cristina, Máximo, los niños grandes de la Cámpora y los gurkas del instituto patria.

Pero a no desesperar.

Porque ahora prometen que van a detener el escandaloso aumento de precios con un garrote.

Con el mismo congelamiento de precios que ya fracasó en 1973, en 1988, bajo el gobierno de Alfonsín, y en 2013, bajo el mandato de Cristina y de Guillermo Patota Moreno.

Con la misma ley de abastecimiento que Perón anunció en el año ¡1952!

Por eso ahora tantos economistas de izquierda y de derecha, empiezan a hablar de un nuevo Rodrigazo, el plan de ajuste que el ministro Celestino Rodrigo implementó bajo la presidencia de Isabel Martínez viuda de Perón y el poder del José López Rega.

Para quienes no lo vivieron: Rodrigo impuso un tarifazo del 180 por ciento, una devaluación del peso de casi el 50 por ciento y un tope del 40 por ciento a las negociaciones colectivas.

Los sindicatos lo rechazaron con energía.

Y así se empezó a incubar el golpe más sangriento de la historia, el 24 de marzo, de 1976.

Pero volvamos a octubre de 2021.

Ayer apareció un fuerte dato mata relato.

La fuente es el mismo INDEC.

Lo publicó el consultor Néstor Roulet.

Dice que:

·En 2019, con salario mínimo vital y móvil de 15.625 pesos y un kilo de asado a 193 pesos, se podían comprar casi 81 kilos de asado.

·Y ahora, en setiembre de 2021, con un salario mínimo de 30 mil pesos, y un asado a 604 pesos promedio, solo se pueden comprar 49 kilos.

Es decir: somos por lo menos un 40 por ciento más pobres que cuando entregó el gobierno “Pero Macri”.

Y ya no le pueden echar la culpa de su desastre a nadie más. Ni siquiera lo pueden hacer, sin parecer ridículos, ante su propia base de electores.