(texto de la columna de Luis Majul de ayer el programa +Voces por LN+) Porque el asesinato de Roberto representa todo lo que está mal en Argentina. Porque lo mató, a sangre fría, de cuatro tiros, un delincuente, Leonardo Daniel Suárez de 29 años, que estuvo preso durante seis años, condenado por robo agravado con uso de arma de fuego, y que había sido detenido horas de matar a Roberto, y que entró por una puerta y salió por la otra.
Porque Suárez, el asesino, estaba acompañado por una chica de 15 años, embarazada de cuatro meses.
Repito: 15 años. Embarazada. La edad de tu hija o la mía.
Roberto Sabo nos duele tanto porque era el arquetipo del laburante, que trabajaba hasta los domingos, porque creía, igual que su papá, Pedro, en la idea del esfuerzo, del progreso y el mérito.
La meritocracia.
El amor por el laburo y la familia.
Es decir: todo lo contrario de las ideas que defienden muchos delirantes del Frente de Todos, una especie de secta que cada vez se aleja más de la realidad.
Nos duele, también, su muerte, porque Roberto Sato, el kiosquero, trabajaba y vivía en La Matanza, la capital del populismo, la venta de humo, la propaganda y la mentira.
Donde el mismo día en que sucedió el hecho fue registrado un patrullero empujado por vecinos porque no tenía combustible.
Donde el mismo día de la marcha le robaron a uno de los manifestantes un celular.
Donde reprimieron con gases lacrimógenos a la gente después de que un policía le quitara a Claudio Rodríguez, papá de Zaira Rodríguez, le chica corredora de karting asesinada en noviembre de 2018, la bandera que recordaba el crimen de su hija.
Donde, al mismo tiempo que se celebraba la marcha, una mujer fue atacada por un grupo de delincuentes que le gatillaron en la cabeza y le robaron el auto.
Porque los hijos de Roberto, igual que 8 de cada 10 jóvenes, se quieren ir del país y al mismo tiempo nos interpelan y nos piden que no nos olvidemos de su papá.
Porque este crimen muestra la enorme grieta que existe entre los laburantes y una vicepresidenta que va a cobrar dos jubilaciones de privilegio que representa, a lo largo de un año, 1.152 jubilaciones.
Porque cada vez está más claro que, como dice Pedro Sabo, el papá de Roberto, en nuestro querido país, se protege más los chorros como José López, Amado Boudou y Juan Pablo Schiavi que a los ciudadanos de a pie.
Sin custodia, sin auto oficial, corriendo de un lado para el otro para que la nueva suba del dólar no se coma la plata que ganás con tu esfuerzo.