(Texto de la columna de Luis Majul en el programa +Voces del 12 de noviembre de 2021) El 12 de setiembre pasado el frente perdió, a nivel país, contra Juntos por el Cambio, 40 a 31. Y, en la provincia de Buenos Aires, por 37 a 33. Horas después, se desató el vendaval.
Con Daniel Gollan (que es Cristina) diciendo: “Con un poco más de platita en el bolsillo, la foto de Olivos no hubiese molestado tanto”.
Con los chicos grandes de La Cámpora presentando la renuncia en masa, empezando por Wadito de Pedro, quien, desde ese día, para Alberto, volvió a ser Wado. O Eduardo.
Con Cristina publicando esa inolvidable “carta bomba”, que lastimó y mucho, al propio Gobierno, y todavía tiene grogui al Presidente. Decía textual: “Cuando tomé la decisión de proponer a Alberto como candidato a presidente lo hice con la convicción de que era lo mejor para la patria. Solo le pido que honre aquella decisión”.
Entonces, si el Frente de Todos (si Alberto, si Cristina, si Kicillof, si Máximo y si Massa) pierden de nuevo, y si todos ellos pierden por más: ¿Por qué la vice no volvería a embestir contra el Presidente, cada vez más fuerte, provocando cada vez más daño? ¿Por qué el próximo lunes debería ser distinto?
Lo viene haciendo desde que Alberto asumió es altamente tóxico.
Y los resultados son peores todavía.
Porque la gestión contra el Covid no pudo ser peor, y dejó como saldo, hasta ahora, más de 116 mil muertos.
Porque miles de esas muertes se pudieron haber evitado si hubieran comprado en tiempo y forma la vacuna de Pfizer.
Porque recibieron una pobreza del 35 por ciento y la llevaron al 40.
Porque ahora mismo hay 7 millones de desocupados, y la tasa de desempleo es más alta, todavía, entre los jóvenes de hasta 25 años.
Porque 8 de cada 10 de esos mismo jóvenes se irían en un minuto de la Argentina, si tuvieran los recursos para hacerlo.
Porque las jubilaciones, pero también los ingresos de los jubilados, de los maestros, de los médicos y de los policías, medidos en dólares, se depreciaron, en promedio, un 50 por ciento.
Porque recibieron el poder con un dólar a poco más de 60 pesos y hoy cerró en 200, pero a costa de una pérdida de reservas del Banco Central que está al borde de convertirse en nada.
Porque por cada minuto que pasa aparece un nuevo indigente.
Porque a la pobreza y el deterioro social, que incluye, por supuesto, una brutal caída en la calidad de la educación, hay que agregarle el miedo a morir apenas salís de tu casa.
Con el conurbano bonaerense, la provincia que gobernaron por casi 40 años, y su epicentro, La Matanza, es lisa y llanamente un polvorín.
Con un oficialismo sin entender o negando lo que pasa y echándoles la culpa la oposición y a los medios.
Entonces, si pierden por la misma diferencia, o si pierden por más. Si Cristina es el escorpión y Alberto es la rana del cuentito en el que ella lo pica y se ahogan los dos. Si, como se jacta ante propios y extraños, ella es fiel a su naturaleza. ¿Por qué no desataría una nueva tormenta que impacte, para mal, todavía más, en la economía, en tu seguridad, en tu vida y en la mía?