(Texto de la columna de Luis Majul en el programa +Voces por LN+ del 5 de octubre 2022) Hoy Mauricio Macri anunció la publicación de su segundo libro: “Para qué”. Se trata de la continuación de “Primer tiempo”, el ensayo donde esbozó una tenue autocrítica y dejó la pelota picando sobre la posibilidad de volver a presentarse como candidato, el año que viene.
Casi tan exitoso como Sinceramente, “Para qué” tiene una contratapa que invita a la incógnita. Dice:
“Uno no sabe en qué momento va a encontrar su verdadera vocación. Pero si hay algo que aprendí es a no aceptar lo dado y estar siempre abierto. Es como el amor, se trata de una vibración que solo se siente en el corazón. No hay que resignarse a vivir sin amor o a no encontrar la vocación. Están allí, esperándonos en algún lugar. Se trata de encontrarlos. Son nuestros para qué.
Después continúa:
“Este libro trata sobre el misterioso camino hacia la felicidad. Es sobre mi viaje personal y lo que aprendí de él. Es el para qué de tantas cosas hechas y vividas y de tantas que aún quedan por hacer, Para qué ser presidente de un club de fútbol., para qué cambiar una ciudad y, sobre todo, para qué cambiar un país”.
Más allá de los comentarios picantes, hirientes, divertidos o casi religiosos que aparecen debajo del anuncio, es una buena oportunidad para preguntarnos por qué y para qué algunos dirigentes quieren el poder.
·En medio de las tomas de Mascardi que pone en discusión el derecho de propiedad, y que no son combatidas por el gobierno.
·Atravesados por la peor crisis económica desde diciembre de 2001, y con final incierto.
·Con una inflación desbocada, camino al 100 por ciento anual, y un dólar siempre a punto de pegar un salto que pondría todo patas para arriba.
·Con un índice de pobreza que nos coloca entre los países más miserables de América Latina.
·Con más de la mitad de los chicos menores de 14 años pobres, y una canasta básica de alimentos que la mayoría de los jubilados no puede pagar.
.Con un deterioro en la educación, que se expresa tanto en las tomas de las escuelas, como en la cultura política de nuestros principales dirigentes.
.Con una vicepresidente obsesionada por sus problemas judiciales, con un hijo que se cree Churchill pero no tiene la menor idea de donde está parado y del daño que puede hacer.
Por eso es clave, preguntarse, y responderse, Para qué.
Por ejemplo. ¿Para qué Manes quiere ser presidente? ¿Quiere cambiar el país o solo pretende satisfacer su ego? Es algo que el neurocientífico se debería preguntar, más allá de su deseo personal. O su berrinche, como diría el Turco Asís.
Porque por el camino que eligió el domingo va a terminar chocando.
Otro ejemplo. Más dañino todavía. ¿Para qué se juntaron Alberto, Cristina y Massa? Porque ellos nos mintieron. Ellos no se juntaron para ser mejores.
Lo hicieron para ganarle a Macri y regresar al poder. Y en el camino, durante casi tres años de gobierno, nos hicieron pelota la vida.
Nos defraudaron.
A quienes los votaron.
Y a quienes no los votamos también.
Un rápido repaso:
El presidente prometió que nunca más se iba a pelear con Cristina pero estuvieron más tiempo sin hablar que haciendo fuerza juntos para solucionar los problemas del país.
Tanto se pelearon, que mientras Cristina carpeteaba a Alberto con el asunto de los chats de su teléfono, Guzmán le renunció en la cara, y nos comimos una corrida cambiaria que llevó a dólar a casi 300 y se fumó a una ministra que cuestionaba el derecho a viajar (a la que vimos hace un par de días en una tienda Apple de Nueva York).
Los que iban a volver para ser mejores nos impusieron la cuarentena más larga del mundo. Mientras daban clase a medio planeta sobre cómo enfrentar la pandemia.
Así terminamos.
Con más de 130 mil muertos por COVID, la economía destrozada y nuestra salud mental deteriorada.
Montaron vacunatorios para los amigos y se robaron las vacunas sin ningún disimulo. Desde Cristina hasta Verbitsky. Desde Guzmán hasta Purita Díaz. Adulteraron certificados como prestadores de la salud. Y nos lo refregaron en la cara.
Prometieron que iba a volver el asadito de los domingos, con un spot que todavía recordamos con tristeza.
Pero rompimos el récord de menor consumo de carne por habitante por año.
Nos retaron y nos amenazaron para que no saliéramos a la calle, pero montaron una fiestita de cumpleaños en la Quinta de Olivos, mientras el papá de Solange Muse no la dejaron despedirse de su hija.
Iban a deshacer la bola de las Leliqs para pagarle a los jubilados. Iban a montar un Fondo de Garantías para los adultos mayores.
Pero ahora los jubilados y pensionados cobran menos de lo que percibirían si se hubiera dejado vigente la reforma previsional de diciembre de 2017, que se aprobó bajo una tormenta de varias toneladas de piedras.
Al mismo tiempo, Cristina se nos ríe a 47 millones de argentinos en la cara, obteniendo dos jubilaciones de privilegio que hoy suman casi 5 millones de pesos.
Y esa distancia, ese divorcio, con el ciudadano de a pie, su divorcio, también nos las refriegan en la cara, con esas ironías que tienen tanto de sincericidio.
Por eso.
·Ahora que la princesa se convirtió en calabaza y el dólar soja ya no corre más.
·Ahora que el Banco Central volvió a vender dólares para que el tipo de cambio no viaje hacia los 300 pesos.
·Ahora que todavía no empezó el Mundial y no terminan de agarrarnos distraídos.
·Ahora que volvieron a patear para adelante la quita de subsidios a las tarifas de luz porque Cristina tiene miedo de perder las elecciones por paliza.
·Ahora que Pablito El Salvaje Moyano nos vuelve a amenazar porque se cree, igual que Máximo Cristina, Juan Grabois y Kicilloff, que tiene más derechos que la mayoría silenciosa que trabaja, produce, y paga con sus impuestos la fiesta de un gobierno destructivo.
·Ahora que el escorpión Cristina picó a la rana Massa y Máximo le acaba de dar otro empujoncito…
·Ahora que se cansaron de buscar sin encontrar a la mega estructura que dicen, financió e inspiró a “La banda de los copitos”.
·Ahora que Cristina prepara una nueva embestida contra los fiscales, los jueces, la oposición y los medios, porque sabe que antes de fin se año se le viene la condena.
·Ahora que algunos quieren eliminar las PASO, para evitar que la oposición gane las elecciones.
·Y ahora que en Juntos por el Cambio los egos están revueltos pensando en las presidenciales de 2023, es un buen momento para que nos preguntemos porqué y para qué quieren conservar o conquistar el poder.
Por qué y para qué nos quieren gobernar. Para no volvernos a equivocar, como en agosto de 2019.
Porque ya volvieron. Y volvieron peores.
Escrito por Luis Majul