(Texto de la columna de Luis Majul presentada en el programa +Voces por LN+ del 12 de octubre de 2022) Este gobierno es una pesadilla interminable. Hace que todos los días te levantes con una angustia insoportable, hasta que, al final del día, si tenés suerte, te vas a dormir esperando (o rogando) que se vayan cuánto antes. Un final de día como el de hoy: donde el dólar blue arrancó a 280 pesos y terminó a 289.
Cristina habla cada vez con menos gente, pero a los pocos que recibe, les repite:
“Nunca pensé que este tipo iba a ser tan pelotudo”.
Y el Presidente, cada vez recibe a más gente que quiere saber cómo se siente.
Entre otros, a periodistas amigos, que todavía no pueden creer como llegó a caer tan bajo, después de haberse sacado el premio mayor de la lotería argentina.
Alberto, entonces le responde:
“Nunca pensé que esta mujer iba a volver a hacer la mismas cosas que antes. Me equivoqué por partida doble. No solo las siguió haciendo. Sino que las hizo peor”.
El Presidente y la vice hace más de dos meses que no se hablan. En el peronismo, los ministros que se fueron, le dan un poco de razón a Alberto, pero coinciden, en su mayoría, con el diagnóstico político/ barrial de la vice.
Incluso coinciden con la caracterización de Sergio Massa sobre Alberto. “No supo, no quiso o no pudo”, dicen que dice el ministro.
También dicen que la semana pasada Massa le pidió a Cristina que detenga de inmediato su proceso de su esmerilamiento. Proceso que comenzó con el famoso tuit, donde le reclamó una intervención más precisa y efectiva” para controlar la inflación:
“El ministerio de Economía ha trabajado duro en todas las áreas de su competencia, pero es necesaria una política de intervención más precisa y efectiva en el sector y, al mismo tiempo, diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia”.
Sin embargo, parece que tampoco Cristina y Massa son capaces de ponerse de acuerdo.
El sábado pasado, en Morón, Máximo Kirchner le siguió dando, a Massa, para que tenga, con una crítica solapada y oblicua, donde hace quedar al ministro como un entregador, e incorpora el dato de que la soja no es de los productores, sino de todos los argentinos.
Le dijo: “Me preguntaba por qué nuestro país fue puesto de rodillas por las cerealeras. Hubo que generarles otro dólar para que liquiden lo que producen en nuestro suelo y que es parte de la riqueza y de los bienes naturales de nuestra patria”.
Si Massa no estuviera condicionado por izquierda por Cristina y sus revolucionarios de café, ya habría planteado una baja más drástica del gasto público, y no hubiera cedido a los pequeños grandes lobbys, que piden un tipo de dólar con nombre y apellido.
El tuit de Damián Di Pace, en el que aparecen 40 tipos de dólar distintos, te da risa y te da tristeza. Risa porque aparece desde el dólar queso hasta el dólar mascota. Tristeza porque, al lado de la economía argentina, la de Venezuela parece más racional y previsible.
Hoy, a su filosa ironía habitual, Di Pace le agregó otro elemento. Uno que hace más divertida y a la vez más triste la política económica del gobierno de los tres chiflados.
Hoy, la Coalición Cívica, con Lilita Carrió a la cabeza, dijo que ni la Venezuela chavista tuvo tantos tipos de cambio”. También advirtió que “el fracaso de Massa está generando un estrés psicosocial de consecuencias imprevisibles”.
Hablemos de estrés.
Ayer, en el día Internacional de la Salud Mental, WIN y Voices hicieron una encuesta global, para medir el nivel de estrés de los habitantes de 39 países del mundo.
Argentina quedó entre los primeros países con más estrés, solo superado por Japón, Serbia, Croacia y Líbano. Pero lo más notable del estudio es el daño que nos está haciendo este gobierno a quienes vivimos y trabajamos acá.
Porque en 2020, en plena pandemia, solo el 31 por ciento reconocía que padecía la afección del estrés.
Sin embargo, para fines de 2021, la cifra ascendía a 41 por ciento.
Solo para entender más claramente de lo que estamos hablando: la media global de estrés llega a 33 por ciento, 8 puntos menos de la que sufrimos en nuestro bendito país.
Ahora volvamos a los 40 tipos de cotización del dólar.
Vos dirás. Pará. No exageres. Eso vale solamente para los 50 mil tipos que van a viajar a Qatar o los 150 mil que lo harán por el resto del mundo, pero no para nosotros, que juntamos hasta el último pesito para ver si llegamos al final del día.
Por desgracia, no es así.
Porque todo aquel que consiga un dólar más o menos competitivo por encima del oficial, mañana o pasado terminará cobrando más caro los productos que tenía pensado ofrecer. Es decir: los empresarios lo trasladarán a los precios.
Sin ir más lejos: el paquete turístico que hasta ayer se pagaba 100 hoy se tendrá a que abonar a 130.
Y hablando de precios, déjame que te actualice lo que se supone será la inflación de septiembre. Terminaría mucho más cerca del 7 que del 6. Y para que no te atragantes con más planillas de cálculo, te comparto los 10 productos de consumo masivo que más crecieron desde enero hasta septiembre, según Focus Market, la consultora de Damián Di Pace.
Ahora dejame que te lleve esto a la vida real.
A tus vecinos. A tu barrio. O el mío.
Un intendente del conurbano me contó que, en su municipio, manejan un programa de subsidios a panaderías, donde el kilo de pan de mesa se consigue a 120 pesos, menos de la mitad de los 350 que valen hoy, dependiendo del barrio y la región.
Las colas son interminables. Y mucha gente, mientras espera, va soltando la angustia que tiene adentro, y se pone a llorar, igual que en los focus groups que citó ayer Carlos Pagni.
¿Por qué nos sentimos tan mal?
Porque en la Argentina, todos los días se pone en duda, algo que debería ser inamovible y que constituye dos más importantes signos de nuestra identidad: la moneda y la tierra.
De la moneda ya hablamos suficiente.
Sobre la confusión que hay alrededor de la tierra, no hay más que actualizar lo que está pasando en Villa Mascardi o en Rosario. También lo que sucedió en la cancha de Gimnasia y Esgrima de la Plata, una sola liberada para romper todo y descuajeringar la vida de las familias hinchas del Lobo.
Máximo Kirchner, una vez más, utilizó a periodistas afines para filtrar críticas a Sergio Berni y a Axel Kicillof.
Lo publicó Pablo de León. Dicen así: “Hay que hacerse responsables. No puede pasar eso en un gobierno peronista”.
Mirá vos. Tanto que el hijo pródigo criticaba a los machos del off. Igual: Te acordaste un poquito tarde, Máximo ¿no?
Ahora sí, ellos se dan el lujo de hacer cuatro actos para el 17 de octubre, de seguir manejando las cajas de la política a discreción, de hablar de su gobierno como si fuera el de Macri, y el de decir que están pendiente de los pobres.
Deberían salir a la calle más seguido, sin custodia, y por cualquier barrio de la Argentina.
Se van a encontrar con jubilados de la mínima que antes ganaban más de 200 dólares y ahora no cobran más de 150. ¿Vos viste y escuchaste bien este video que se viralizó hace un par de semanas? El jubilado le quería vender encendedores y toallitas de papel. El señor le dio 2 mil pesos. El jubilado le preguntó: “¿Estás enojado?”. Y el señor le respondió: “Cómo voy a estar enojado. Estoy contento. Si sé que los vas a usar para comer”.
Luis Majul