Al final, Sergio Massa se animó. Y puso patas para arriba toda la política. La de la provincia de Buenos Aires y la del país también. ¿Esto significa que Cristina Fernández ya no tiene poder, que Daniel Scioli no podrá ser candidato a presidente en 2015 y que Mauricio Macri tampoco? No. Dos encuestadores de las empresas que menos se equivocan aceptaron plantear un escenario electoral preliminar. Hoy, el Frente para la Victoria (FpV), con el casi desconocido Martín Insaurralde, intendente de Lomas de Zamora, como primer candidato, tendría un piso del 30% de los votos con un techo del 35. El Frente Renovador de Sergio Massa arrancaría con un piso del 30%, pero su techo podría ubicarse por encima del 40% de los votos. Los consultores tienen dudas sobre lo que pueda suceder con Francisco de Narváez. Uno de los expertos sostiene que, con la campaña Ella o Vos, ya tiene asegurado un núcleo duro del 15%. Y que su discurso contra el gobierno y atacando a Massa como si fuera parte de él podría hacer llegar hasta el 20%. Pero el otro teme que baje a menos del 15% merced a los votos que le puedan “soplar” las candidaturas de Gerónimo “Momo” Venegas y Eduardo Amadeo, quienes se presentarán por fuera del peronismo disidente. Ambos calculan que Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín están en un rango que no superaría el 15%. Massa no solo arrancó en ventaja con su juego de expectativas que lo transformó en la gran figura electoral. También lo hizo con la presentación de una amplia lista que contiene a kirchneristas descontentos como el intendente de almirante Brown, Darío Giustozzi; radicales como el intendente Mario Meoni; referentes de los jubilados, como Mirta Tundis; sindicalistas de la CGT oficial; críticos de ATE; y representantes de empresas, como Ignacio de Mendiguren.

 


Massa también dio una señal de futuro y amplitud ideológica al convocar a Adrián Pérez, uno de los referentes históricos de la Coalición Cívica de Elisa Carrió. “La lista es pluralista y transversal y eso es pura ganancia. Ahora lo que tenemos que lograr es que semejante amplitud no se transforme en un cambalache”, me dijo alguien muy cercano a Massa. Es la misma persona que trabaja para presentar un discurso coherente y evitar caer en los bordes o los extremos que, según ellos, plantean tanto el kirchnerismo como el antikirchnerismo. Massa cree que si el gobierno lo ataca de manera frontal, él ampliará su base de sustentación, porque se quedará con una parte de los votantes que valoran las cosas buenas que se hicieron desde 2003 pero no soportan las prácticas prepotentes y autoritarias.

 


La puesta de la Presidenta a favor de Insaurralde es parecida a la que hizo con Amado Boudou cuando parecía más lindo, más joven y más empático de lo que es ahora. En 2011 Boudou la ayudó para obtener más del 54% de los votos. Pero eso era cuando a la campaña la dominaba el luto por la muerte de Néstor Kirchner y la economía y el consumo crecían junto con las expectativas de la mayoría de la sociedad. Ahora reina el pesimismo y Cristina Fernández se volvió a transformar en la presidenta enojada que un día reta a los miembros de la Corte Suprema, otro día a los periodistas críticos y hasta la contesta a un usuario de Facebook.

 


“La del Frente para la Victoria es la lista de una secta, pero yo no subestimaría a la Presidenta en campaña. Es una locomotora de ‘traccionar’ votos y lastimar a la oposición”, me dijo uno de los expertos en encuestas y análisis de opinión. Es de los que tampoco adhieren a la idea de que Daniel Scioli está completamente acabado. Es verdad que sus hombres quedaron fuera de las listas del FpV, las de Massa y también las de De Narváez. Sin embargo, el sociólogo cree que, al no haber jugado, el gobernador reivindicará su derecho a transformarse en candidato a presidente por el hecho de que en las últimas elecciones en las que participó, terminó consiguiendo más votos que la propia jefa de Estado. Exactamente un 55%. No es lo mismo que piensan cerca del intendente de Tigre. “Daniel se equivocó. Se quedó sin el pan y sin la torta. Y yo voy a hacer una campaña a favor de los intendentes que reclamamos una provincia mejor y contra su gestión, que deja bastante que desear”, le oyeron decir a Massa.

 


Scioli confía en la responsabilidad del intendente y en la ayuda de los legisladores provinciales de De Narváez, la Unión Cívica Radical y los que ingresen por la lista del propio Massa. “Sergio jamás va a apoyar el juicio político o la destitución de Daniel. Y tarde o temprano se dará cuenta que si quiere ser gobernador, e incluso presidente, no le conviene una provincia que se incendie antes de diciembre de 2015”, me explicó un hombre de Scioli. Ninguna de las personas a las que consulté se atrevió a decirme que el final de Cristina Fernández está a la vuelta de la esquina. Solo parece claro que el pasado sábado 22 de junio de 2013 nació, al final, el poskirchnerismo. Una fuerza capaz de absorber los votos de una buena parte de quienes en las últimas elecciones optaron por la jefa de Estado y de otra buena parte de quienes ya habían decidido no elegirla más. La irrupción de Massa, en este contexto, es el final del sueño de Cristina Eterna.

 

Publicado en El Cronista