Además del desbarajuste que armó Sergio Massa al presentarse como candidato en la provincia y la incómoda posición en la que quedó Daniel Scioli, el dato más curioso de las elecciones que vienen es la megalomanía de la Presidenta. Sólo la fantasía de que Ella sola se puede poner la campaña al hombro y ganar a todos explicaría por qué armó, en el distrito más determinante, una lista tan poco atractiva. Mejor dicho: una propuesta encabezada por un intendente joven, pero casi desconocido y condimentada por un grupo de "incondicionales" y con espíritu de secta. ¿Qué le pasó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner? ¿Se quedó sin candidatos competitivos o intenta repetir la fórmula Mujer Superpoderosa + Joven Promesa que tan buen resultado le dio en las últimas elecciones presidenciales?

 

Varios días después del histórico triunfo con el 54% de los votos, sus incondicionales repitieron que la elección de Amado Boudou como compañero de fórmula había sido idea de Ella. Incluso recordaron, con regocijo, que la decisión de colocarlo al frente de la Anses en reemplazo de Massa, y luego en el Ministerio de Economía, había sido también de la Presidenta. Y que lo había impuesto en contra de la opinión del ex presidente Néstor Kirchner y del ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, en el caso de la Anses, y luego de una fuerte discusión matrimonial en el caso del Ministerio de Economía. Boudou tocó el cielo con las manos en aquellos días de campaña con la guitarra al hombro y La Mancha de Rolando detrás. Incluso soñó con la sucesión presidencial, como dieron fe varios de sus amigos y corroboraron los funcionarios que le pincharon el teléfono y se lo contaron a Máximo Kirchner. Pero todo se vino abajo en abril de 2012, cuando Alejandra Muñoz, la ex mujer del monotributista Alejandro Vandenbroele, presentó al padre de su hija como el testaferro del vicepresidente de la Nación.

 

¿Será idéntico el destino de Insaurralde? La cámara oculta de América Noticias de 2008 no lo termina de condenar, pero tampoco lo deja bien parado. ¿Era mejor candidato el intendente de Lomas de Zamora que, por ejemplo, la ministra Alicia Kirchner? ¿Era mejor postulante que Florencio Randazzo? Lo del ministro del Interior y Transporte se puede entender. Siempre será considerado como uno de los responsables de la segunda catástrofe del Sarmiento. Pero el joven alcalde bendecido por Ella arranca con desventaja. Casi el 60% de quienes lo podrían votar no lo conocen. Y su supuesto vínculo con Florencia Peña, promocionado en el programa que Marcelo Tinelli ya no tiene, tampoco es un dato que le pueda aportar muchos votos. Si los encargados de marketing de la Presidencia le explicaron que el haber superado un cáncer de testículos puede ayudar para sostener la campaña, también deberían sugerirle al propio Insaurralde que no lo cuente a cada rato, porque nunca es bueno que al titiritero se le vean los hilos con los que mueve la marioneta.

 

Es verdad que los abucheos de víctimas de la última inundación en La Plata afectaron la imagen de la hermana del ex presidente. Pero también es cierto que el apellido Kirchner todavía tiene un peso considerable. Además, la ministra está en un área donde algunos votos se pueden conseguir por reconocimiento o expectativa. Reconocimiento por la ayuda o el subsidio otorgado, y expectativa del plan o el auxilio por venir. Y, por último, no existe, en el currículum de la ministra, ningún hecho de corrupción lo suficientemente escandaloso que le puedan enrostrar en plena campaña. ¿Por qué entonces Cristina no eligió a Alicia? ¿Quería proteger a su cuñada y el apellido? ¿La necesita más en el Ministerio de Desarrollo Social que en la Cámara de Diputados? ¿O es porque en el fondo no quiere más herederos que ella misma y no persigue otro objetivo que ser reelegida o entregarle la banda presidencial a un dirigente de otro signo político, como el jefe de gobierno Mauricio Macri?

 

En su minucioso análisis preelectoral, Massa ya descubrió que lo mejor que le puede pasar es que los talibanes del Gobierno lo empiecen a atacar sin piedad. Parece que Cristina lo sabe y por eso dio órdenes precisas para que no critiquen con nombre y apellido al intendente de Tigre, sino al diputado nacional Francisco de Narváez. Sin embargo, a Kunkel la orden le llegó tarde, porque lo primero que hizo fue recordar que Massa había sido un cuadro de la Unión del Centro Democrático (UCeDé), el partido de derecha fundado por Álvaro Alsogaray. Y en todo caso, ¿cuánto pueden tardar el propio Kunkel, Diana Conti, Juliana Di Tullio, Edgardo Depetri o Luis D'Elía en tirarle con munición gruesa y descalificaciones varias? ¿Y cuánto puede tardar en hacerlo Ella misma, cuando aparezcan las primeras encuestas?

 

Llamar lista del "rejunte" a la de Massa es más un mensaje hacia el núcleo duro y la militancia K que a los votantes que tiene que volver a seducir. Y el intendente de Tigre está haciendo bien los deberes. Por ahora no responde y se concentra en unificar el discurso entre las heterogéneas figuras del Frente Renovador. Todavía no hay ninguna encuesta seria que refleje la intención de voto de los candidatos de las PASO, pero a primera vista se puede notar que entre la lista del FPV de junio de 2009, integrada por Kirchner, Scioli y Massa, y la de ahora, hay una distancia enorme a favor de la anterior.

 

Con la misma vara se puede afirmar que el humor social de estos días es bastante parecido al de las últimas elecciones legislativas, en las que Kirchner perdió frente a De Narváez y el oficialismo mermó su número de legisladores. ¿Cree de verdad Cristina que puede sola con todo? ¿Supone que volverá a seducir a más de la mitad del electorado con las menciones a Él y la descalificación a sus competidores? ¿Le alcanzará el luto y la enumeración de enemigos imaginarios para ganar en la provincia de Buenos Aires y juntar votos en los distritos más esquivos, como la ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Santa Cruz?

 

Si es verdad que los argentinos votamos con el bolsillo, ya se puede anticipar una pérdida considerable de votos por parte del oficialismo. El costo de vida está pegando muy fuerte entre los que menos tienen, el mal llamado impuesto a las ganancias hace perder mucho dinero a más del 30% de la población económicamente activa, y el cepo cambiario solo es "funcional" para los argentinos más ricos. Lo agradecen quienes pueden comprar un auto de alta gama a menos 40.000 dólares, cuando antes del cepo les costaba 50.000. O los pocos que viajan y terminan pagando el paquete en cuotas y en pesos, mientras la deuda se le va licuando al ritmo de la inflación. Un efecto paradójico del modelo nacional y popular. El otro, se sabe, es la mezcla mortal de carencia de infraestructura y corrupción, cuyo mayor emblema es la catástrofe del Sarmiento. ¿Podrá hablar Cristina, la que todo lo puede, durante la campaña, sin que se le mueva un pelo?

 

Publicado en La Nación