(texto de la columna editorial presentada por Luis Majul el 16 de mayo de 2023 en LN+) ¿Por qué, a pesar de que su Gobierno se desmorona, Cristina sigue tan preocupada con el monotema de sus causas judiciales y la falsa denuncia de proscripción? Porque en el fondo, más allá de lo que diga hacia afuera, tiene miedo de ir presa.

¿Por qué, si es la figura con más votos dentro del Frente, no se presenta como candidata a presidente y, como diría Máximo Kirchner, sanseacabó? Porque sabe que, en el caso de llegar a una segunda vuelta, perderá contra el candidato ganador de las PASO en Juntos por el Cambio o contra Javier Milei, opción que su enorme ego no podría resistir, a pesar de que sugiera lo contrario.

¿Y qué es entonces lo que haría finalmente Cristina, más allá de que lo anuncie o no en el acto del próximo 25 de mayo en la 9 de julio? Se autonominaría como candidata a la reelección como senadora nacional para conservar los fueros hasta 2029, tal como hizo Carlos Menem durante los últimos años de su vida.

En este contexto, la nominación de Sergio Massa como candidato único, con Wado de Pedro como compañero de fórmula, o la habilitación de las PASO para que compitan con Daniel Scioli o Jorge Capitanich, sería la menor de sus preocupaciones. Ella se refugiaría en la provincia de Buenos Aires, para garantizarle el apoyo a la reelección de Axel Kicillof, y en contra de la opinión de su hijo.

En enero de 2008, con Cristina recién asumida como presidenta, Néstor Kirchner citó a sus oficinas de Puerto Madero a un empresario de medios y le dijo: “A nosotros no nos queda opción. O trabajamos para mantenernos en el poder durante los próximos 20 años o terminamos en cana: los jueces no nos van a perdonar”.

Cristina, con una condena en la causa Vialidad, la de Los Sauces Hotesur con posibilidades de ser reabierta y a la espera de que se inicie el juicio por los Cuadernos de la Corrupción, intuye que podría estar más cerca de la prisión que del poder, si no se asegura la inmunidad de los fueros.

Por Luis Majul