(texto de la columna editorial presentada por Luis Majul el 6 de junio de 2023 en LN+) ¿Por qué Larreta quiere sumar a Schiaretti? Ayer, en +Nación, Horacio Rodríguez Larreta dijo que quería incorporar a Juan Schiaretti para ganarle las elecciones al kirchnerismo. En el medio de una fuerte discusión con Patricia Bullrich, que deja a Juntos por el Cambio al borde de una virtual ruptura, recordó que, en 2019, la fórmula de Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto perdió por casi 15 puntos contra el binomio Alberto Fernández-Cristina Kirchner.
Lo recordamos muy bien, porque nosotros, mucho antes de la competencia, interpretamos que quienes votaran por la fórmula Lavagna-Urtubey, terminarían siendo funcionales al kirchnerismo. Más allá de las fuertes críticas que recibimos, no nos equivocamos: los peronistas no kirchneristas obtuvieron más del 8 por ciento de los votos, y terminaron facilitando una enorme diferencia a favor de Alberto, que Macri no pudo remontar en la primera vuelta, a pesar de que recuperó muchos votos, para terminar siendo derrotado, por 48 a 40 por ciento.
En aquellas PASO, Juan José Gómez Centurión, junto a Cynthia Hotton, obtuvieron el 2.63 por ciento de los votos. Y José Luis Espert logró el 2.18 por ciento. Es decir: casi el 5 por ciento de los votos. Vamos de nuevo: esas expresiones no kirchneristas terminaron reuniendo casi la misma diferencia de votos que le sacaron Alberto y Cristina a Mauricio y Pichetto.
Durante aquel domingo negro, en el que Macri apareció desencajado y horas después, el dólar se disparó de 46 pesos a 57 pesos, Rodríguez Larreta explicó a un grupo reducido de aliados que si Macri hubiera seducido a Lavagna, a Gómez Centurión, a Espert y Cynthia Hotton, habría conseguido la reelección, porque la suma de todos esos votos lo hubieran puesto a tiro de la segunda vuelta.
A partir de ese momento, el jefe de gobierno de la Ciudad hizo dos cosas que Macri nunca le terminó de perdonar. Una: se puso el traje de candidato a presidente. Y dos: empezó a trabajar para sumar aliados a su proyecto presidencial por fuera del Pro y del radicalismo, con la obsesión de evitar las fugas que más tarde pudiera lamentar.
En el medio, aparecieron dos “errores del sistema”: uno se llama Patricia Bullrich, quien se ganó la simpatía de los sectores más radicalizados de Pro durante la pandemia, al enfrentar al Gobierno desde el minuto uno. El otro se llama Javier Milei, quien representa la enorme bronca y el hartazgo de una buena parte de la sociedad no solo contra los peores años de Cristina, sino también frente al Gobierno de Macri, porque tampoco encontró la solución al problema del déficit, la inflación y la falta de dólares.
Desde el minuto uno, Larreta explicó su estrategia al círculo rojo, y todos los que quisieran escucharlo: se prepararía para ganar contra un kirchnerismo agotado, y gobernaría con un apoyo de entre el 60 y el 70 por ciento del arco político, para poder concretar las reformas de fondo que necesita el país.
Casi en simultáneo, tanto Macri como Bullrich consideraron que lo de Horacio era una ingenuidad, que los votos no son de los dirigentes sino de la gente, que las elecciones no se ganan con un acuerdo de cúpulas sino mostrando un proyecto que enamore. Sin acuerdos que dirigentes del peronismo como Sergio Massa y todos los que piensan como él, a la corta o a la larga, no van a respetar. Esa es la discusión de fondo que todavía en el Pro y en Juntos por el Cambio no se terminó de saldar.
Por Luis Majul