(texto de la columna editorial presentada por Luis Majul el 19 de junio de 2023 en LN+) Capitanich y Cristina, afectados por el caso Cecilia. Ayer, el candidato a gobernador por el Frente Chaqueño Jorge Capitanich perdió frente a la suma de los dos candidatos de Juntos por el Cambio, Leandro Zdero y Juan Carlos Polini.
Perdió porque subestimó el impacto de sus desgraciadas decisiones frente al caso de Cecilia Strzyzowski, desaparecida desde el 1° de junio pasado y presuntamente asesinada por sus aliados políticos, Emerenciano Sena, su mujer, Marcela Acuña y el hijo de ambos, César Sena.
Escrutadas mas del 90 por ciento de las mesas, Capitanich ganó ampliamente la interna de su partido frente a Ismael Walter Espinoza, 37.25 a 0.38 por ciento, pero cayó derrotado ante la suma de votos de Leandro Zdero, de Chaco Cambia, quien obtuvo el 22.74 por ciento de los votos, y de Juan Carlos Polini, de Orden y Trabajo, quien logró el 19.84 por ciento. Para que se entienda bien: Juntos por el Cambio le terminó ganando al Frente Chaqueño por 42.65 contra 37.21.
Capitanich no solo perdió por la suma de los votos. También se supone que fue derrotado porque, bajo el impacto de la desaparición de Cecilia, miles de chaqueños no fueron a votar, e hicieron subir los niveles de abstención, a la hora del recuento final. El golpe más fuerte lo recibió en Resistencia, la capital de Chaco, donde se impuso el ex gobernador Roy Nikisch. Nikisch superó a la radical Aida Ayala, quien de inmediato reconoció la derrota.
Desde que Cecilia desapareció, Capitanich intentó despegarse de manera burda de Emerenciano Sena, aunque las evidencias lo hicieron imposible. Lo hizo desde el minuto uno, bajando a Sena y a Acuña de la lista de candidatos, uno a primer diputado provincial y la otra a intendente de Resistencia.
Trató de minimizar el impacto del hecho ofreciendo, a través de sus funcionarios, dinero, a cambio de silencio, para Gloria Romero, la mamá de Cecilia. Y la terminó de embarrar cuando pretendió encapsular el crimen de poder dentro de un hecho policial, lo que reveló que no tiene ningún tipo de empatía con los familiares de las víctimas.
Los chaqueños dictaminaron, sin ninguna confusión, que Sena, un hombre violento que recibe dinero público de manera discrecional, no solo tuvo en Coqui a un padrino de bodas dispuesto, sino un fuerte aliado político. Pero, además, los argentinos sabemos que Capitanich es uno de los gobernadores preferidos de Cristina, y que hasta hace poco pensó en él como uno de los candidatos a presidente del espacio ahora denominado Unión por la Patria.
¿Por qué la vicepresidente no habla del tema? Porque lleva, dentro de la mochila del peronismo al que ella contiene, otros dos casos inolvidables. Uno es el del femicidio de María Soledad Morales, en 1990, cometido por los hijos del poder, y encubierto por los Saadi, en la provincia de Catamarca. Y el otro tiene a otra de sus protegidas, Milagro Sala, con prisión domiciliaria, en la provincia de Jujuy, por actos de violencia y corrupción, hechos similares a los que ahora le endilgan a Emerenciano Sena.
Tampoco hablaron Sergio Massa, Wado de Pedro, Axel Kicillof o Daniel Scioli. Cuánto más tiempo pase, más la mancha de aceite los va a embadurnar.
Por Luis Majul