(texto de la columna editorial presentada por Luis Majul el 20 de julio de 2023 en LN+) Hoy es el Día del amigo, pero Sergio Massa no tiene nada que festejar. El FMI le acaba de decir que está haciendo todo mal, que la Argentina tendría que unificar el tipo de cambio e ir saliendo del cepo de manera paulatina pero cuánto antes, que debe que hacer un durísimo ajuste fiscal y monetario, que tiene que devaluar el dólar oficial, porque la cosa no da para más. Le propone que salte de inmediato de 277 a 310 pesos.
A Massa también lo están dejando solo sus amigos del mercado. Ayer nomás el dólar blue cerró a 527 pesos y el Banco Central perdió 264 millones de dólares. También ayer Aníbal Fernández subió una comunicación oficial dando cuenta de un operativo en las cuevas de la city del que minutos después nadie se quiso hacer cargo.
Como si eso fuera poco, la empresa de indumentaria Zara anunció que se va del país para dejar la operación en manos de un tercero. En simultáneo se conoció otra información oficial que revela que peor no podemos estar: una familia de cuatro integrantes ahora necesita por lo menos 232.427 pesos para no caer en la pobreza. Esto significa que sus gastos están por encima de la inflación promedio, debido al precio de los alimentos, que, como te contamos ayer, coloca a la Argentina como el cuarto país más caro del mundo.
Frente a semejante panorama, el ministro de Economía se pone la gorrita de UPCN y presenta, como uno de los grandes ejes de su propuesta electoral, una vez más, la campaña del miedo. Es evidente que no tiene nada para ofrecer, porque si así fuera lo tendría que haber presentado el primer día de agosto del año pasado, cuando asumió con una expectativa enorme, que se fue desinflando al compás del aumento de la inflación, la pobreza y la impresionante devaluación del peso.
La titular de Aysa, Malena Galmarini, pronosticó que su marido va a terminar seduciendo a todo el peronismo. Debería afinar un poco más la puntería porque, según algunas mediciones, Juan Grabois, el otro gran oportunista de Unión por la Patria, está recibiendo, por arriba y por abajo también, un gran apoyo de los chicos grandes de La Cámpora. Debido a eso, el piquetero de Dios le estaría comiendo una buena porción del voto de Cristina. Por ejemplo, Lucas Romero, de Sinopys, lo tenía rondando el 5 por ciento, y con buenas perspectivas de crecer.
Por Luis Majul