(texto de la columna editorial presentada por Luis Majul el 18 de septiembre de 2023 en LN+) Ayer, en Chaco, Patricia Bullrich lloró. Y se la pudo ver más emocionada que nunca. Abrazada a Leandro Zdero, pareció sacudirse la mufa, con el batacazo del triunfo del candidato de Juntos por el Cambio en primera vuelta.

Bullrich no se engaña. Sabe de memoria que ni la victoria de ayer, ni la de Santa Fe, ni la que espera en Mendoza el domingo que viene, ni siquiera la de Entre Ríos, se pueden extrapolar a nivel nacional. Que el inesperado triunfo de Javier Milei en las PASO lo pone al libertario el borde de ganar en primera vuelta. Que todavía no terminó de recuperar el voto de Horacio Rodríguez Larreta. Ni el que se habría ido de Juntos por el Cambio hacia Milei el día en que Mauricio Macri se bajó de la carrera presidencial.

La candidata no come vidrio. Sin embargo, dentro de su equipo “sienten” que hay algunas señales de que se estarían empezando a alinear los planetas. Incluso hacen chistes alusivos. Hasta se comparan con los del tiempo en el que muchos argentinos nos volvimos a ilusionar con ganar el Mundial de fútbol. Y empiezan a encontrarle argumentos a la ilusión.

Un ejemplo: el nivel de participación, comparado con el de las PASO. Ayer, en Chaco, subió por lo menos un 6 por ciento. La semana pasada, en Santa Fe, había crecido el 8 por ciento. Quienes analizan los resultados suponen que la mayoría de los que antes no votaron y ahora sí lo hicieron por Juntos por el Cambio. Que a su apatía o no enojo por la interna los dejaron en agosto.

Otro ejemplo: la espuma que generó la victoria de Milei estaría empezando a bajar, después de haber sido aprovechada al máximo por el candidato y su aparato de redes sociales y comunicación, que amplifica las buenas noticias y tapa o reduce las malas.

De hecho, durante este fin de semana, algo pasó en el equipo de campaña de La Libertad Avanza. Parece que Milei dio la orden de que se bajaran las invitaciones a los programas de casi todos los candidatos de la fuerza. A nosotros solamente nos consta que lo hizo con uno: el candidato a senador Juan Nápoli, quien estaba invitado al pase entre Especial Domingo y La Cornisa.

¿Empezaron a detectar, en el equipo de campaña de Milei, que sus contradicciones, la intolerancia con la que reacciona a veces, y su ataque directo a Jorge Bergoglio podrían estar erosionando parte de su caudal electoral?

En cualquier caso, la irrupción de Luis Barrionuevo le pudo haber pegado para mal, y muy fuerte, en el corazón del votante de Milei más puro. Porque parece que ni siquiera en su círculo más íntimo pudieron explicar cómo cometieron la torpeza de armar una reunión secreta con el campeón mundial de la casta, quien, dicho sea de paso, hasta hace cinco minutos había auspiciado la candidatura presidencial de Wado de Pedro.

Y luego: ¿será cierto o será mito que en las elecciones de octubre el voto de las mujeres contra Milei podría equilibrar y hasta superar el voto joven que en las PASO se volcó a favor de Milei?

Anoche, además de sacarse la mufa, Patricia Bullrich también analizaba el impacto que tendría la derrota de Jorge Capitanich en el peronismo. Estaba empezando a creer que una pequeña parte de los votos de Unión por la Patria podrían estar migrando hacia Juntos por el Cambio, decepcionados con el peor gobierno de la historia.

Por Luis Majul